Imagen: Bandera de Noviembre Nacional-Twitter
A diferencia de otros movimientos surgidos de la derecha española, en este se podían escuchar consignas contra el rey, la Constitución o la pertenencia española a la Unión Europea, en lo que supone un auténtico cambio de mentalidad en la derecha sociológica española respecto a la Transición, un cambio que hubiera sido impensable hace unos años.
Diferencias entre Noviembre Nacional y la respuesta al referéndum del 1-O
Aunque Noviembre Nacional y la reacción al referéndum secesionista del 1 de octubre de 2017 tiene por causa a los mismos protagonistas, la reacción de los españoles ha sido completamente diferente. En 2017, se produjo una reacción nacional frente al desafío a la unidad de los separatistas catalanes. Era la primera vez que los españoles sacaban a sus balcones las rojigualdas sin que la selección española de fútbol hubiera logrado algún título.
Los españoles salieron a la calle, pero lo hicieron en convocatorias organizadas por la sociedad civil, como las concentraciones multitudinarias de DENAES (presidida entonces por Santiago Abascal) y Sociedad Civil Catalana, no de manera espontánea. Estas convocatorias, unidas al discurso del rey Felipe VI, al envío de la Policía Nacional y la Guardia Civil a Cataluña y a la aplicación del artículo 155, reflejaron un respaldo institucional a la derecha sociológica española. Todo ello a pesar de que el artículo 155 tan sólo se empleó para celebrar unas elecciones en las que los constitucionalistas perdieron.
Para la mayoría de los actores políticos del momento era fundamental que esa ola de reacción nacional se canalizara dentro de un “patriotismo constitucional”, un concepto compartido por los principales actores políticos del momento: PP, Ciudadanos y la sociedad civil afín a ambos partidos. Este “patriotismo” defiende la Constitución como un elemento de cohesión: España es la Constitución y «nació» en 1978. Así, ser “patriota constitucional” implica respetar la Carta Magna.
Pero la situación de noviembre del año pasado era muy distinta. El PSOE se disponía a amnistiar a los líderes del Procés, lo que suponía dar impunidad al acto más vil contra la Patria: el intento de fragmentar una unidad territorial del común, además de instituir un privilegio para personas que dilapidaron el dinero público de todos los catalanes, al no asumir ninguna responsabilidad penal por sus acciones. Este hecho deja patente que la respuesta del Estado en 2017 no fue consecuencia de la fortaleza de las instituciones, sino de una coyuntura propicia, de una correlación de fuerzas causal.
Además, la Constitución de 1978 se demostró incapaz de salvaguardar su fundamento (la indisolubilidad e indivisibilidad de la nación, artículo 2). El patriotismo, denuncian los componentes de este movimiento, “no puede seguir siendo constitucional”. La defensa del sustrato histórico, étnico y cultural de España ya no puede consistir en la adhesión a textos articulados o procedimientos legales.
Sin embargo, a diferencia de 2017, las entidades organizadas de la sociedad civil, así como las asociaciones y los partidos políticos, no canalizaron más que de manera parcial el descontento popular. El protagonista de estas protestas es el pueblo español, que reconocen estar solos y no poder confiar en las instituciones.
Se asiste así a una ruptura sin precedentes entre las instituciones del Estado (cooptadas por el PSOE y el separatismo) y la nación, encarnada en un pueblo español que se está organizando a través de estructuras informales, como las redes sociales, para expresar su resistencia y formar una comunidad de pertenencia que tiene como principal fin común la defensa de España por encima de cualquier legislación o procedimiento. La primera protesta tuvo lugar el 3 de noviembre de 2023. La protesta fue convocada de manera espontánea a través de las redes sociales. Durante la manifestación se pudieron escuchar a los congregados corear lemas como: «Que te vote Txapote», «esta Policía defiende la amnistía», «no es un presidente es un delincuente» o «Puigdemont a prisión». Según fuentes policiales, se habrían reunido 1.000 personas en torno a la sede del PSOE.
Consignas de Noviembre Nacional
Son dos los puntos que unen a todos los manifestantes en estas protestas, pese a las diferencias ideológicas existentes entre los distintos grupos asistentes: la defensa de la unidad de España por encima de cualquier ley; y la crítica a las instituciones y a la Constitución de 1978, no sólo al gobierno. Es por ello por lo que se pueden escuchar consignas contra el Rey, al que instaban a no firmar la ley de amnistía: “Felipe, masón, defiende tu nación”; o contra la Policía: “Esas lecheras a la frontera”.
Este descontento ante la deriva de la nación, a la que el Régimen del 78 demostró su incapacidad de responder, también se pudo apreciar en las rojigualdas, que aparecían con un agujero, sin la corona. No es la primera vez que este tipo de banderas se utilizan en defensa de la soberanía de una nación. En 1956, los ciudadanos que protagonizaron la revolución anticomunista en Hungría recortaron el escudo de su bandera nacional por el centro para mostrar su oposición al Ejecutivo de la esfera soviética. Después esta insignia ha sido replicada en otras protestas históricas alrededor del mundo.
Sin embargo, en las protestas se pueden apreciar muchas diferencias entre los asistentes, no solo ideológicas, pues se podían observar desde personas que defendían la democracia hasta grupos fascistas que defienden justo lo contrario. Sin embargo, la defensa común de España actuaba como nexo entre ambos, sin que las diferencias supusieran un impedimento.
Otra característica de las protestas de Noviembre Nacional es que son protestas espontáneas y por ello surgen muchas acciones diferentes que se solapan: al mismo tiempo que una asociación de jóvenes reza un rosario otro grupo lleva muñecas hinchables para calificar de putero al PSOE. En otra ocasión se lee un romancero dedicado al movimiento mientras unos tuiteros envían pizzas a los manifestantes en señal de apoyo.
Este movimiento, que surgió de forma espontánea en una conversación de WhatsApp entre un grupo de amigos, tuvo hasta un logo propio. Formado por dos “enes”, en referencia a noviembre y nacional, unidas entre sí por una cruz, fue el símbolo utilizado por los manifestantes en las movilizaciones contra Pedro Sánchez. Una vez creado el logo, uno de sus integrantes (la mayoría son usuarios anónimos con cuentas con muchos seguidores en Twitter) creó un crowdfunding para poder financiar la impresión de pegatinas con el logo del movimiento. Además de contra la amnistía y contra Sánchez, miembros del grupo aseguraban que su objetivo era defender la cristiandad, y por ello una de las frases más repetidas en las protestas de aquellos días fue “España cristiana y no musulmana”.
Noviembre Nacional, un año después
Algunos grupos radicales, como Núcleo Nacional, nacido precisamente a raíz de estas protestas el año pasado, pretenden reeditar Noviembre Nacional. Pero este año será diferente. Revuelta, la asociación juvenil de VOX, no liderará el movimiento, y los de Santiago Abascal no estarán presentes. Los instigadores de esta segunda edición son Núcleo Nacional y Democracia Nacional.
Núcleo Nacional es un grupo de ideología nacionalista que nació al calor de las protestas que tuvieron lugar en Ferraz el año pasado, y se presentó el pasado mes de abril en el Espacio Ardemans de Madrid. Entre sus bases ideológicas, que se pueden consultar en su cuenta de la red social X, podemos destacar la defensa de la raza: “Al igual que entendemos la realidad biológica que diferencia a la mujer del hombre, también identificamos la realidad biológica de las características raciales de cada pueblo. Estas características son visibles en las habilidades de los individuos, como también en las peculiaridades culturales entre un pueblo y otro”.