Los servicios sanitarios de todo el país se están viendo saturados por una ola de cinco virus invernales de los que está siendo complicado escapar. 2025 ha arrancado con una tendencia a la escalada, pero la curva asciende de forma más lenta. Afortunadamente, todos ellos son viejos conocidos, aunque eso no quita que los ingresos hospitalarios se hayan disparado en la última semana.
Gripe
Existen diferentes tipos, pero los más comunes son el tipo A y B. El tratamiento y los síntomas de ambos son inicialmente los mismos, pero el tipo A es más perjudicial por su tendencia a acabar provocando neumonías. Los síntomas más comunes son fiebre y escalofríos, cefalea, dolor muscular, tos y fatiga.
La tasa estimada de gripe detectada en Atención Primaria se ha duplicado prácticamente en la primera semana del año, aunque los casos son menos de la mitad que a esta altura de 2024: había entonces 419 por cada 100.000 habitantes frente a los 200 que registran los últimos datos ofrecidos por el Instituto de Salud Carlos III (del 30 de diciembre al 5 de enero). Las hospitalizaciones también han aumentado, pero están muy lejos de los niveles de 2024: el número de ingresados (4,74) por cada 100.000 habitantes es apenas un tercio de lo que se registraba hace un año (17,22).
Covid
El virus que paralizó el mundo hace cinco años se ha quedado entre nosotros como uno más. Su virulencia se ha reducido enormemente, pero sigue provocando infecciones respiratorias que pueden ser especialmente peligrosas en personas que pertenezcan a grupos de riesgo. En la actualidad la variante activa recibe el nombre de XEC, que es descendiente de ómicron, y la sintomatología que produce sigue siendo la misma: fiebre moderada, tos, malestar general…
La incidencia de los cuadros ocasionados por el coronavirus es testimonial en el conjunto de infecciones respiratorias que monitorizan los equipos centinela de las comunidades autónomas: los servicios de Atención Primaria reportaron 7,4 casos por cada 100.000 habitantes. La misma semana hace un año, la tasa era de 137. El pico más alto, sin embargo, se registró a finales de junio.
VRS
El virus respiratorio sincitial (VRS) es el principal causante de la bronquiolitis y puede ser grave en bebés menores de un año y en personas mayores. Ambos grupos concentran el mayor número de ingresos. La sintomatología habitual incluye rinorrea, fiebre, tos, estornudos, una mayor o menor dificultad respiratoria y sibilancias.
Los bebés están protegidos de este virus desde 2023 gracias a una inyección incluida recientemente en el calendario vacunal que ha tenido un efecto inmediato sobre los ingresos: según los datos compartidos por el Ministerio de Sanidad, en 2023-2024 se produjo una reducción de las hospitalizaciones en menores de 12 meses de hasta un 77% respecto a las esperables. Entre 7.510 y 10.213 ingresos menos.
Norovirus
Se trata de una familia de virus muy contagiosos que provocan lo que mucha gente denomina “gripe intestinal” aunque nada tiene que ver con esa otra enfermedad. En este caso se trata de un virus digestivo y, en el otro, de uno respiratorio.
Es un virus que tiene poco que ver con la gripe, la covid-19 o el VRS –es intestinal, muy contagioso y genera cuadros cortos (de 2 a 3 días) de vómitos y diarrea– y cuyo rastro no está tan marcado porque no existe un sistema de vigilancia epidemiológica tan estrecho. La sintomatología clásica pasa por fiebre, diarrea, vómitos, dolor de estómago, cefalea y dolor muscular. La parte positiva es que suelen ser de corta duración, ya que en unas 48 o 72 horas se empieza a mejorar.
Rinovirus
Es el resfriado común o catarro, una infección frecuente que afecta a la parte superior del aparato respiratorio: nariz, senos nasales, faringe y laringe. No se trata de una infección grave, pero sí molesta, y en tres o cuatro días suele desaparecer. Los síntomas más comunes son congestión nasal, estornudos, dolor de garganta y una secreción de moco casi constante por la nariz. Podemos tener también malestar general, pero nunca fiebre o escalofríos.