Luis Rubiales comparece ante la Audiencia Nacional. MANU FERNÁNDEZ. AP
El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales se sentará en el banquillo por el beso no consentido a Jenni Hermoso y las posteriores coacciones. Así lo ha confirmado la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, quien ha rechazado los recursos de los investigados y ha confirmado la apertura del juicio oral contra Rubiales, el exseleccionador femenino Jorge Vilda, el director deportivo de la selección Albert Luque y el exresponsable de Marketing Rubén Rivera.
Los magistrados consideran que los hechos que se describen en el auto que propuso sentarles en el banquillo recoge indicios que encajan con la descripción típica de un delito contra la libertad sexual y otro de coacciones. El tribunal, en concreto, indica que las consecuencias jurídicas «del beso y del constreñimiento no pueden ser objeto de valoración en este momento».
Los testigos, añade, relatan unos hechos que son susceptibles de encuadrarse en esos delitos y que, por tanto, el desafío probatorio corresponderá a la fase del plenario y no a la instrucción.
Asimismo, en el escrito de acusación, la Fiscalía pide para Luis Rubiales una pena de dos años y medio de prisión por los delitos de agresión sexual y coacciones y para el resto de los implicados un año y medio por esta segunda causa.
El beso “no fue consentido”
El pasado mes de enero, el juez de la Audiencia Nacional Francisco de Jorge propuso juzgar a Rubiales al considerar que el beso a la jugadora “no fue consentido” y que el exdirigente actuó de forma “unilateral y sorpresiva”. El magistrado, en concreto, aseguraba en su resolución que «las presiones a las que se sometió a la jugadora crearon» en la futbolista de la Selección femenina «una situación de ansiedad e intenso estrés».
Además de a Rubiales, el magistrado también propone enviar al banquillo a Luque, Vilda y al Rivera por las presiones posteriores a las que se sometió a la jugadora para que accediese a realizar una manifestación pública afirmando que el beso había sido consentido.
El juez afirmaba que existió «una acción concertada de los tres» procesados acordada con Rubiales «para doblegar la voluntad de Hermoso y conseguir que accediera a grabar un video en el que dijese que el beso había sido consentido».