¿Cómo surge la idea de crear Bluper?
Madre mía, diez años hace este año y parece que fue ayer… Pues nace de la necesidad de ser libres a la hora de hablar de televisión. Yo estaba en El Confidencial, entonces me dieron el encargo de crear una sección de cine y televisión. El Confidencial era un medio de nueva creación, poco a poco fue creciendo y al final te das cuenta de que lo que estaba pasando en todos los medios generalistas es que a la televisión siempre se la trataba como de segunda, como de la hermana pequeña del cine, no se le daba mucha importancia, cuando en realidad es la más visitada en todos los periódicos. Corazón y tele es lo que más da.
Entonces creímos que teníamos que profesionalizar mucho más la crítica televisiva, porque, aunque había portales de televisión, queríamos ir un paso más allá.
Estaban a punto de llegar las plataformas de streaming como Netflix o HBO y creímos que era un buen momento para lanzarlo y darle a la tele la importancia que nosotros creíamos que había que darle. De hecho, la primera editorial que hicimos era algo así como “Me gusta la tele”, haciendo un guiño a la primera campaña de La 6, “Me gusta la tele” y a la primera campaña de Cuatro, “ya estamos aquí”; nuestra primera portada fue un: “Ya estamos aquí, nos gusta la tele” y salió muy bien.
El primer día se cayó la página, en redes crecimos una barbaridad en las primeras horas y nos dimos cuenta de que la gente tenía ganas de leernos.
Y eso os llevó a El Español…
Sí, porque al final te das cuenta de que no es fácil en el mundo del periodismo ser un medio independiente y más cuando te dedicas solo a un sector determinado. Nosotros pensábamos que la llegada de las plataformas sí que nos iba a ayudar a mantener los ingresos del medio, pero era muy difícil.
Además, nacieron a la vez más portales de televisión y vimos que también era habitual en bastantes periódicos de televisión el hacer un acuerdo con un medio grande para que te diera mucha más difusión. Primero con el Huffington Post durante el primer año y luego a los dos años tuvimos un acuerdo con El Español.
¿Qué tal ese acuerdo? ¿Cómo va?
Roto, rotísimo. Yo era consciente de que cuando vendí Bluper tenía que adaptar la línea editorial. El problema está en que la línea editorial de ese periódico ha ido variando mucho.
Nosotros firmamos con ellos porque cuando lanzaron su proyecto nos pareció muy interesante. Empezaron en redes sociales compartiendo temas de otros medios, listas de Spotify, nos gustaba mucho el staff, nos gustaba mucho la gente que estaba allí. Estaba María Ramírez, Eduardo Suárez, había periodistas que realmente nosotros admirábamos y decidimos que era buen momento para entrar dentro de un periódico.
El modelo que ellos presentaron en un principio no fue rentable y empezaron a ponerse nerviosos cayendo en manos del clickbait, primando más la cantidad que la calidad.
Y bueno, la línea editorial, evidentemente, pues es un periódico de centroderecha y yo no soy de centroderecha, ellos lo saben, lo sabe todo el mundo.
En los últimos años ese rugido indomable que tenía el periódico, pues cada vez ha ido convirtiendo más en un maullido de un gatito. El problema que tienen los medios es que necesitan contentar a las teles porque hay un intercambio entre unos y otros, de forma que yo siento a mis periodistas en tus tertulias y entonces tú no vas a atacar a quien sienta a tus periodistas en sus tertulias. También, están los periódicos que tienen sus propias productoras, que venden programas a esas televisiones, hay amistades entre unos y otros.
¿Entonces Bluper ya no existe?
Digamos que se ha independizado. Yo estoy muy orgulloso del trabajo que hicimos, éramos tres personas jóvenes con mucha ilusión por montar un proyecto propio, por demostrar que merecía la pena hablar de televisión. Conseguimos un premio de Televisión Española, hemos conseguido el reconocimiento del sector, es una marca que se conoce, que se sigue conociendo.
Digamos que nos ha ido bien también individualmente. Yo no me puedo quejar. Si no hubiese montado Bluper, a lo mejor no hubiese estado colaborando en televisión como he colaborado.
Se termina una etapa, comienza otra y muy orgulloso de todo este tiempo y sobre todo de esa marca, la verdad que he dejado un equipo muy bueno del que estoy muy orgulloso.
Y, aparte de Bluper, eres experto en Eurovisión
Para que veas el frikismo de Eurovisión, tengo varios tatuajes haciendo referencia a canciones y al evento, por ejemplo este (señala a su cadera) es de una canción del 2017, Occidentali’s Karma de Francesco Gabbani, que fue por Italia, que era una canción de un mono. Y yo ese año empecé con los tatuajes y quería tatuarme algo de Eurovisión. Me gustó esto y además era el favorito este año, aunque al final no ganó, porque ganó Salvador Sobral por Portugal y fue una edición muy bonita.
Para mí significa mucho porque ese año fue una edición muy especial. Fue en Ucrania, en Kiev y aunque ganó Portugal, para nosotros fue como una victoria; aquel año nos sentábamos juntos con los portugueses y vivimos aquella victoria como si fuera propia.
¿Tienes alguna diva entre tus contactos?
Bueno, hay una diva de la tele, una reina de la tele, Ana Rosa Quintana. Tengo el teléfono de un exministro, de alguien que fue consejero delegado, de presentadores, de productores, de directivos…
Después de muchos años he hablado muchísimo menos con Susanna Griso que con Ana Rosa Quintana. Tanto que se dice de Ana Rosa Quintana, es una persona bastante cercana, bastante accesible. Habitualmente suelen hacer comidas de fin de temporada y tú terminas de cervezas con ella hablando de la Thermomix.
¿Qué me puedes contar de las fiestas y hoteles en Eurovisión?
En los hoteles hay mucha fiesta y hay mucho ligoteo. Eurovisión es un orgullo LGTBI 2.0. Benidorm es un orgullo 2.0 y, de hecho, se ha desvirtuado bastante lo que es la fiesta de Benidorm de cara al fin de semana. Yo este año me sentí muy incómodo. De lunes a jueves me lo pasé muy bien porque era ambiente eurovisivo, pero llegado el viernes y el sábado llegaba gente que no era tan eurofan y que iba a trasladar la fiesta que hacen en Barcelona, Valencia, Madrid, a Benidorm.
Ahora cuéntame algo truculento de Eurovisión.
Siempre se ha dicho que ha habido alguna preselección en España en la que algún candidato ha perdido los nervios al perder y ha tirado sillas, por ejemplo.
Ha habido un tiempo en España en la que había una serie de compositores, una serie de artistas, una serie discográfica que se pensaba que tenían ellos el derecho y que cuando llegaba otro y se lo quitaba, pues tenían el derecho a la silla.
A ver qué voy a decir. Uno va allí a disfrutar, a relajarse y va con ganas. Se sale uno de su día a día, de su zona de confort y digamos que estás como más por la labor, pero no me he encontrado cosas truculentas.
¿Como es la comunicación entre televisión y prensa?
Ha cambiado mucho la comunicación en Televisión Española de unos años a aquí. Están más cercanos a la prensa, hubo un momento en la que no había esa cercanía en la que los directores de comunicación ni se sabían el nombre de los periodistas.
Y de un tiempo a esta parte yo creo que se está más cercano a la prensa, se contesta incluso a veces más rápido, aunque no siempre como a ti te gustaría.
Para finalizar, Juanma. ¿Algún consejo para todos los jóvenes que se quieran dedicar al periodismo en general?
Pues que le echen cara, que se han atrevidos, que se vea que toman la iniciativa y que si hace falta, que se cuelen donde haga falta para conseguir la noticia.
Yo me estaba acordando de que un compañero y yo nos colamos en la sede del PSOE el día que ganó Zapatero las primeras elecciones y saludamos a toda la plana mayor del partido. Me colé en el estreno de Mamma Mía y conseguí que me firmaran el disco dos de los artistas de ABBA, que yo era muy fan.
O sea, que se les note que tienen iniciativa, que tienen garra y que no se achantan. Hay que conseguir la noticia. Sal a la calle y encuéntrala.
