El expresidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, se encuentra en el centro de una creciente controversia política tanto dentro como fuera de su partido, el PSOE, debido a su apoyo continuado al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Desde diferentes sectores de la política española, así como de la sociedad civil, se ha intensificado la presión sobre Zapatero para que aclare su postura sobre la situación en Venezuela y su rol en la defensa del régimen chavista.
Dentro del propio PSOE, voces críticas han emergido, cuestionando la posición de Zapatero. Algunos miembros del partido han expresado que el expresidente debería reconsiderar su papel en Venezuela, sugiriendo que su proximidad a Maduro está perjudicando la imagen del partido en un momento políticamente delicado. La crítica se centra en la percepción de que Zapatero, al no condenar de manera clara y contundente las violaciones a los derechos humanos en Venezuela, se ha convertido en un «apoyo» para el régimen, lo que ha generado malestar entre los más moderados del PSOE.
A nivel internacional, figuras públicas también han expresado su rechazo hacia la postura de Zapatero. Un caso notable es el del chef José Andrés, una de las personalidades más influyentes de origen español en Estados Unidos, quien no dudó en utilizar sus plataformas para criticar duramente al expresidente. En un mensaje publicado en sus redes sociales, José Andrés arremetió contra Zapatero, acusándolo de legitimar a un régimen autoritario que oprime a su propio pueblo. Sus comentarios han resonado en diversos sectores, reflejando el descontento internacional con la posición de Zapatero respecto a Venezuela.
La postura de Zapatero también ha sido objeto de duras críticas por parte del Partido Popular (PP) y de otros partidos de la oposición en España. Desde el gobierno de la Comunidad de Madrid, se ha exigido que Zapatero «salga de su escondite» y aclare si realmente apoya la represión que se vive en Venezuela bajo el régimen de Maduro. Esta exigencia pone de relieve la presión política a la que está sometido el expresidente, quien ha preferido mantenerse en silencio o con declaraciones ambiguas frente a las acusaciones.
En este contexto, la figura de Zapatero se convierte en un foco de división no solo entre los diferentes partidos políticos, sino también dentro del PSOE. Felipe González, otro expresidente socialista, ha sido una de las voces críticas más destacadas dentro del partido, señalando que Zapatero debería reflexionar sobre el impacto de sus acciones y declaraciones. González ha sido claro al afirmar que su apoyo a Zapatero no es incondicional, y que la lealtad al partido no puede estar por encima de los principios democráticos.
El tema de Venezuela y la relación de Zapatero con Maduro podría convertirse en un punto de debate que influya en la opinión pública y en las decisiones de los votantes. Este asunto ha generado un debate intenso sobre el papel de los expresidentes y sus implicaciones en la política internacional, cuestionando hasta qué punto deberían involucrarse en asuntos tan controvertidos.