La industria aceitera española enfrenta una de las peores crisis de ventas de su historia reciente. A pesar de la notable reducción de precios en el mercado, el consumo de aceite de oliva sigue en descenso. Durante el primer semestre de este año, se vendieron solo 106,7 millones de litros, lo que representa una caída del 15% en comparación con el mismo período de 2022, cuando las ventas alcanzaron casi 126 millones de litros.
Estos datos, proporcionados por la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles, subrayan la gravedad de la situación. Las diferentes categorías de aceite de oliva también han registrado descensos significativos: el virgen extra ha caído un 13,67%, el virgen un 9,45%, el suave un 13,76% y el intenso un 27,3%ç
Lejos de estabilizarse, la tendencia a la baja se ha intensificado en el segundo trimestre de 2023, cuando las ventas se redujeron a 51,5 millones de litros, lo que representa un 7% menos en comparación con los tres primeros meses del año. Desde el inicio de la campaña actual en octubre de 2023, las ventas totales de aceite de oliva ascienden a 162 millones de litros, una cifra un 18,76% inferior respecto al mismo periodo de la campaña anterior.
Las ventas de aceites de semilla alcanzaron los 203,2 millones de litros, el doble que las de oliva
España, tradicionalmente el mayor productor y consumidor de aceite de oliva, ha visto cómo el aceite de girasol ha ganado terreno debido al encarecimiento del llamado «oro líquido». Durante los primeros meses de 2023, las ventas de aceite de oliva y de girasol estaban prácticamente igualadas, pero la situación ha cambiado drásticamente. Al cierre del primer semestre, las ventas de aceites de semilla alcanzaron los 203,2 millones de litros, el doble que las de aceite de oliva. De esta cantidad, 179,2 millones de litros correspondieron exclusivamente al aceite de girasol, lo que representa un aumento de casi el 70%.
A pesar de la crisis actual, el sector se muestra optimista ante la posibilidad de que la situación esté mejorando. Tras dos años de sequía que afectaron gravemente la producción y llevaron los precios a niveles históricos de más de 12 euros por litro, las previsiones para la próxima campaña, que comienza en octubre, son alentadoras. Se espera una producción de entre 1,4 y 1,7 millones de toneladas, lo que podría reducir significativamente los precios hasta cerca de los cinco euros por litro.
En el mercado, algunas cadenas de distribución ya han comenzado a ajustar sus precios, situando las marcas blancas por debajo de los siete euros tras la eliminación del IVA. Esta tendencia ha provocado denuncias por parte de la organización de consumidores Facua, que ha acusado a las cadenas de pactar los precios. En respuesta, el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 ha solicitado información a los principales operadores de distribución para investigar posibles prácticas ilegales.