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En 2018, la Guardia Civil desarticuló una red de contrabando de angulas, cuyo recorrido abarcaba desde los ríos de Asturias hasta Marruecos, con destino final en China. La operación, bautizada como «Elver», permitió detener a la mayoría de los implicados en un entramado ilegal que empleaba mulas, maletas con dobles fondos y camiones adaptados para ocultar el valioso alevín de la anguila europea (Anguilla anguilla). Seis años después, la Audiencia Provincial de Cádiz ha cerrado el caso condenando a 13 personas por contrabando y delitos contra los recursos naturales.
La red de contrabando
La investigación reveló una operación compleja, con múltiples actores implicados. Las angulas, cuyo comercio fuera de la Unión Europea está prohibido, eran capturadas en Asturias y preparadas para su exportación en una nave ubicada en Algeciras. Desde allí, las transportaban en maletas acondicionadas hacia Marruecos, desde donde continuaban su viaje a China. El objetivo final era que, una vez alcanzado el tamaño adulto, las anguilas fueran comercializadas como un manjar, cuyo precio puede oscilar entre los 800 y 2.000 euros por kilo.
Condenas y estructura de la organización
La sentencia ha condenado a dos de los principales implicados a penas de un año y nueve meses de prisión. Entre ellos, Delfín Jesús García Menéndez, empresario asturiano detenido nuevamente en 2023 por tráfico de angulas. Hamid Aach, una de las mulas, también recibió la misma pena. Otros 11 miembros de la red han sido condenados a un año y seis meses de cárcel. Además, cada uno deberá pagar una multa de 641.280 euros, correspondiente al valor estimado de los 427,52 kilos de angulas incautadas.
El fallo describe la organización como una «estructura criminal perfectamente diseñada», donde cada miembro desempeñaba un rol crucial. La red tenía capacidad para exportar más de 4.200 kilos de angulas, lo que les habría generado un beneficio superior a los 6,3 millones de euros. Sin embargo, el acuerdo alcanzado en la sentencia permite a la mayoría de los condenados evitar la prisión si no reinciden en los próximos tres años.
El proceso de contrabando: bolsas, maletas y camiones
La operación de contrabando funcionaba como un engranaje bien organizado. Delfín Jesús García, junto a sus colaboradores Pablo Álvarez y César Tamargo, se encargaban de suministrar las angulas, mientras que un grupo de ciudadanos chinos controlaba las operaciones desde una casa en Algeciras. Ellos eran los responsables de preparar las angulas en bolsas con agua y oxígeno, para luego introducirlas en maletas de grandes dimensiones y cargarlas en vehículos. Una vez listas, las maletas eran transportadas en furgonetas y remolques hacia los puertos de Algeciras y Tarifa. Allí, las mulas, principalmente ciudadanos marroquíes, se encargaban de pasar los controles y llevarlas a Marruecos. En la operación también participaba un trabajador portuario, Tarik Arrochdi, quien facilitaba el paso de las maletas a través de los controles aduaneros. Aunque la mayoría de los implicados fueron detenidos, los cabecillas en China nunca fueron identificados.