Rusia anunció el sábado que no asistirá a la posible segunda cumbre de paz sobre Ucrania, prevista para noviembre, a pesar de que el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, había señalado su intención de invitar a representantes de Moscú. Esta negativa llega en un contexto de tensiones diplomáticas crecientes y antes del viaje de Zelensky a Estados Unidos, donde se espera que presente sus propuestas de paz a figuras clave como Joe Biden, Kamala Harris y Donald Trump.
El Kremlin rechazó de antemano la iniciativa, calificándola como un intento de imponer la «fórmula Zelensky» como la única base para resolver el conflicto en Ucrania. Según la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, Maria Zakharova, el objetivo de la cumbre es promover un plan que Moscú considera inviable y presionar a la comunidad internacional para que lo respalde, con el fin de obligar a Rusia a aceptar términos que equivaldrían a una capitulación.
Zakharova fue clara al afirmar que Moscú no participará en ninguna reunión con tales propósitos. “El objetivo de la cumbre será el mismo: promover la inoperante ‘fórmula Zelensky’ como la única base para resolver el conflicto, obtener el apoyo de la mayoría mundial y, con ello, presentar a Rusia un ultimátum de capitulación”, explicó en un comunicado oficial. Subrayó que Rusia no tomará parte en «cumbres» que busquen imponer esta narrativa.
Por otro lado, Rusia reiteró su disposición a considerar «propuestas serias» que tengan en cuenta la situación real sobre el terreno y las «realidades geopolíticas», tal como las describió el presidente Vladimir Putin en junio pasado. Putin ha dejado claro que cualquier conversación de paz debería reconocer la situación actual en la región, la cual incluye la demanda de que Ucrania ceda cuatro de sus regiones, las cuales Moscú reclama como propias. Esta postura sigue siendo un punto de fricción importante, ya que Ucrania y la mayoría de la comunidad internacional consideran estas demandas como una violación de su soberanía e integridad territorial.
La negativa de Rusia a participar en la cumbre pone en duda la viabilidad de cualquier avance significativo hacia una solución pacífica del conflicto. Mientras Zelensky busca el apoyo internacional para su plan, Rusia insiste en que cualquier acuerdo debe reflejar las condiciones actuales y no simplemente servir a los intereses de Kiev. Esta situación subraya las profundas divisiones entre las partes y la complejidad de encontrar un terreno común que satisfaga a ambas naciones y a sus respectivos aliados.
En conclusión, la postura de Rusia de no asistir a la próxima cumbre de paz sobre Ucrania, a pesar de la invitación de Zelensky, refleja su rechazo a aceptar la “fórmula Zelensky” como base para las negociaciones. Moscú se mantiene firme en su posición de que cualquier diálogo debe reconocer la realidad en el terreno y los cambios geopolíticos que han ocurrido. Mientras tanto, el presidente ucraniano continuará buscando el apoyo internacional para su propuesta, en un esfuerzo por fortalecer su posición frente a Rusia y avanzar hacia una resolución del conflicto que respete la soberanía de Ucrania.
