Real Madrid interpretó el silencio de France Football como una sentencia. Contra todo pronóstico, Vinicius no se llevaría el premio. A pocas horas del comienzo de la ceremonia de entrega del Balón de Oro, desde Valdebebas bajó la orden de que nadie del club asistiría a París. Como un niño ofendido porque no le habían traído el regalo prometido, dejó plantada la organización. Nada le importó que además de la distinción al mejor jugador del mundo se pudiera premiar a otros futbolistas, a su entrenador o al mismísimo equipo como el mejor de la temporada. El Balón de Oro dejaba de existir desde ese preciso momento.
“No es bueno para el fútbol que un club como el Real Madrid no esté presente en una gala así”, señaló Luis de la Fuente, el responsable de que España levantara su cuarta Euro en Berlín y uno de los nominados a mejor entrenador. «Este evento debería ser una celebración. Debería hacer del fútbol un lugar mejor y aceptar los resultados», aseguró Pep Guardiola, ganador de esa categoría en 2023. Queda claro que en Madrid no lo pensaron de la misma manera.
El foco del debate no pasa por si Vini debió ganar o no el Balón de Oro. Al brasileño le han sobrado credenciales a lo largo de la última temporada para ser un justo merecedor del galardón. Si lo levantaba, nadie hubiera alzado la voz. Lo que se cuestiona, y mucho más de un club tan laureado como el Real Madrid, es su reacción. Infantil por donde se la mire. Malcriada, insolente. Indigna de la grandeza que envuelve a este club.
Similar fue el comportamiento del brasileño. Tan convencido estaba que el premio era suyo, que lo utilizó como un argumento en medio de su pelea con Gavi en el último Clásico. «Si, estoy perdiendo por goleada, pero el lunes me entregan el Balón de Oro». Palabras más, palabras menos, ese fue el mensaje para el mediocampista del Barça el sábado en el Bernabéu. La total falta humildad con la que actuó en ese rifirrafe la repitió minutos después de que Rodri recibiera la distinción. «Lo haré 10 veces si es necesario. No están preparados», fueron sus primeras palabras públicas oficializada la noticia. ¿Alguien encuentra alguna felicitación para el ganador?
Ni siquiera un día después, habiendo ya bajado las revoluciones, se atrevió a darle la enhorabuena al mediocampista español. «Juntos», fue el mensaje que posteó en ‘X’, acompañado de una foto de la plantilla del Real Madrid. Una forma de agradecer el lógico y esperable apoyo de sus compañeros, pero no de reconocer que la mayoría de los 180 periodistas que votaron se inclinaron por otro jugador a la hora de elegir al mejor de la temporada.
Cinco veces estuvo Lionel Messi presente en una gala de Balón de Oro mirando desde su silla cómo era Cristiano Ronaldo quien subía al atril a recibir la condecoración. Una más, en 2007, para que fuera Kaká el ganador. Seis en total. Y estamos hablando del mejor jugador de la historia. Vini es un grandísimo jugador, quizás el más influyente de los últimos dos o tres años, pero le queda mucho por aprender. De hacerlo, el gran beneficiado sería él mismo.
Real Madrid y Vinicius no estuvieron a la altura de las circunstancias. Podrán tener sus razones, pero interpretaron de forma extremadamente egoísta lo que supone ser una fiesta del fútbol. Enviaron un mensaje incorrecto. El «si no es mío no es de nadie» podrá servirle a un niño como mecanismo de defensa. No corre para un club y para un jugador de su jerarquía. Demasiado acostumbrados a ganar, esta vez no supieron perder.