El próximo martes 5 de noviembre Estados Unidos conocerá al nuevo ocupante de la Casa Blanca. Unas elecciones trascendentales debido a que el próximo presidente del gobierno, podría ser una mujer. Kamal Harrís, si finalmente gana se convertiría en la primera mujer en dirigir el Gobierno de Norteamérica. Ambos candidatos tienen perfiles muy diferentes entre sí, ya que Donald Trump quiere volver a ocupar el despacho oval tras su derrota en las urnas en 2020.
Kamala Harris es la primera mujer de ascendencia afroamericana y asiática en postularse a la presidencia por el Partido Demócrata. Además, ambos se encuentran en puntos ideológicos incomparables. Trump, sigue siendo una figura polarizadora, que cuenta con una base de votantes que apoyan su postura de “América Primero” y su enfoque de gobierno menos intervencionista y más orientado al mercado.
Por otro lado, Harris defiende una agenda progresista que incluye un mayor compromiso con el cambio climático, la justicia social y la equidad económica, temas que son cruciales para un sector creciente del electorado demócrata.
Unas elecciones que han estado marcadas por la influencia de las redes sociales y artistas que piden el voto para el candidato con el que siente una conexión ideológica, los tres intentos de asesinato a Donald Trump durante sus mítines, así como las polémicas de Kamala Harris generadas a partir de su testimonio confirmando que había trabajado en la cadena de comida rápida americana, McDonald’s.
Aunque el punto más relevante de estas elecciones ha sido la paulatina pérdida del voto blanco a los demócratas. Una cuestión que podría afectar directamente al resultado en las urnas de Kamala Harris, ya que el votante podría dejar de votar al Partido Demócrata o directamente cambiar su intención de voto y confiar en Donald Trump.
En 2020 Biden obtuvo aproximadamente el 63% del voto en las áreas urbanas
Uno de los motivos de que el votante demócrata haya ido desapareciendo se debe al incremento del voto republicano en las zonas urbanas y los suburbios. Las grandes ciudades de Estados Unidos han sido bastiones demócratas desde hace décadas, pero esta tendencia se ha fortalecido aún más en la última década. Los demócratas tienden a recibir apoyo en ciudades donde el electorado es más diverso y liberal. En 2020, por ejemplo, Biden obtuvo aproximadamente el 63% del voto en las áreas urbanas, frente al 60% de Clinton en 2016.
Otra cuestión es que los suburbios han dejado de ser paulatinamente conservadores. Las áreas suburbanas, que históricamente han sido conservadoras, han comenzado a inclinarse hacia los demócratas. Esto se ha visto en los suburbios de ciudades grandes y en particular en estados que solían ser republicanos, como Arizona y Georgia. Los suburbios de Phoenix y Atlanta, por ejemplo, fueron claves para el triunfo de Biden en 2020.
Los demócratas han ganado terreno aquí debido a factores como el crecimiento de jóvenes votantes, una población más diversa y un rechazo hacia políticas conservadoras extremas.
Evolución del resultado del voto demócrata en las tres últimas elecciones
Dentro de los suburbios hay que señalar que ha habido una diversificación geográfica que ha cambiado el tipo de votante. Los suburbios en las áreas metropolitanas de Texas, como Houston y Dallas, han experimentado un crecimiento demográfico que incluye a inmigrantes y estadounidenses de segunda generación. Estos grupos han aumentado el apoyo demócrata en estas áreas, haciendo que Texas, tradicionalmente republicano, se esté volviendo más competitivo para los demócratas.
Los afroamericanos han sido una base de apoyo fundamental para el Partido Demócrata
La segunda cuestión es el arraigo del voto entre los jóvenes y las minorías. Los jóvenes americanos presentan una mayor inclinación por el pensamiento progresista.
El electorado joven es uno de los segmentos más progresistas y se identifica mayormente con el Partido Demócrata, en especial en temas de justicia racial, derechos LGBTBI, cambio climático y control de armas. Este grupo ha crecido en influencia; En 2020, los votantes menores de 30 años representaron aproximadamente el 17% del electorado, y el 62% de ellos votaron por Biden. Esta generación tiende a apoyar candidatos que promuevan políticas ambientales y sociales más avanzadas.
Los afroamericanos han sido una base de apoyo fundamental para el Partido Demócrata. En la última década, esta tendencia se ha mantenido, con el 87% del voto afroamericano en 2020 y el 88% en 2016 a favor de los demócratas. La movilización de este grupo, especialmente en estados del sur como Georgia, fue crucial para el triunfo de Biden en 2020. La participación afroamericana ha sido impulsada por el activismo comunitario y la importancia de los temas.
Por otro lado, hay que analizar el voto latino en Norteamérica, que supone uno de los votos mayoritarios debido a la densidad geográfica de estos en el norte del continente.
Última encuesta realizada entre el 17 y el 23 de septiembre de 2024 sobre una muestra de 1.000 votantes que se identifican como latinos. Fuente: NBC News/Telemundo/CNBC
La población latina es diversa en cuanto a su origen, creencias y prioridades políticas, lo cual se refleja en su voto. A nivel nacional, los latinos siguen votando en su mayoría por los demócratas, pero con una ligera caída en el apoyo: Biden obtuvo el 65% del voto latino en 2020, comparado con el 71% de Obama en 2012. Sin embargo, esta cifra varía según la región. En Florida y Texas, por ejemplo, Trump ganó terreno con ciertos sectores latinos, en particular cubanos y venezolanos en Miami, donde los temas de política exterior respecto a América Latina fueron factores importantes.
La tercera cuestión que más ha destacado es el decrecimiento del apoyo del votante blanco, de clase trabajadora y que se encuentra en el Medio Oeste y Sur al Partido Demócrata. Este segmento, que antes era una base del Partido Demócrata, ha disminuido su apoyo al partido, debido en parte a la percepción de que los demócratas no representan sus intereses económicos.
En 2016, Trump ganó el 64% del voto blanco sin título universitario, y en 2020, aumentó su apoyo al 66%.
En Florida y Texas Trump ganó terreno con ciertos sectores latinos, en particular cubanos y venezolanos en Miami
Este cambio fue particularmente notable en los estados industriales del “Rust Belt”, donde temas como la globalización, la inmigración y los acuerdos comerciales han afectado a los trabajadores de manufactura.
Muchos votantes blancos de clase trabajadora sienten que las políticas demócratas se centran más en cuestiones progresistas que no les benefician directamente, como la lucha contra el cambio climático y los derechos de las minorías. Esto ha generado una percepción de que el partido ha abandonado las necesidades de la clase trabajadora en favor de una élite urbana y globalizada.
Los demócratas lograron recuperar el “Rust Belt” en 2020 gracias a la combinación de un fuerte apoyo en áreas urbanas y suburbanas, como Detroit, Filadelfia y Milwaukee. En Michigan, el porcentaje de votos para Biden fue del 51,3%, y en Pensilvania, del 50%. Esta recuperación se logró en gran parte gracias a los esfuerzos de movilización en áreas urbanas y una estrategia centrada en la clase media y trabajadora.
La última de las cuestiones es que el voto republicano ha ido decreciendo en algunas zonas rurales, algo que hace varias décadas era inverosímil. Debido a que los estados con áreas rurales siempre han sido uno de los apoyos principales al Partido Republicano. En 2020, Trump obtuvo aproximadamente el 65% del voto rural, frente al 59% en 2016. Las áreas rurales tienden a ser más conservadoras en cuestiones como el derecho a portar armas, el aborto y la inmigración, y estas posturas encuentran más resonancia en el Partido Republicano.
La creciente polarización geográfica se refleja en la “brecha urbana-rural”, donde el apoyo a los demócratas se concentra en grandes ciudades y suburbios, mientras que las áreas rurales se consolidan como bastiones republicanos. Esto ha llevado a que los demócratas dependan más de estados con grandes áreas metropolitanas (California, Nueva York, Illinois) y aumenten su foco en los estados cambiantes con áreas urbanas en crecimiento.