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15 Nov 2024
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EEUU-Marruecos: una alianza preocupante para España

No parece que la llegada al poder de Donald Trump vaya a afectar a las relaciones entre EEUU y Marruecos, habida cuenta que fue él quien reconoció la autonomía marroquí sobre el Sáhara Occidental
Mohamed VI y Donald Trump

Imagen: Mohamed VI y Donald Trump-AFP

Marruecos ocupó desde fines del siglo XVIII un lugar prominente para los intereses estadounidenses, debido a su posición estratégica entre dos continentes y como puerta de acceso al Mediterráneo, hecho que se puso en evidencia principalmente durante la Segunda Guerra Mundial y a lo largo de la Guerra Fría. Asimismo, para Marruecos, la superpotencia estadounidense representa un interlocutor esencial de su política exterior que atraviesa de modo singular su historia reciente. El tradicional alineamiento marroquí con Estados Unidos ha encontrado últimamente nuevas motivaciones, afectado por las transformaciones propias de los niveles interno, regional y global.

Origen de las relaciones entre ambos países

La diplomacia marroquí y el discurso oficial del Reino rescatan habitualmente los lazos que unen al país con Estados Unidos desde sus orígenes como Estado. Así, Marruecos fue el primer país que reconoció la independencia de las colonias norteamericanas en 1777, al tiempo que éstas buscaron inmediatamente acuerdos específicos con los soberanos alauíes con el objeto de asegurar las rutas comerciales mediterráneas a los barcos mercantes estadounidenses.

A lo largo del siglo XIX, Marruecos comenzó a desarrollar las primeras iniciativas de acercamiento a Estados Unidos con el objeto de limitar las ambiciones coloniales de las potencias europeas. Asimismo, durante el Protectorado, tanto el creciente nacionalismo como el sultán, guardaban cierta esperanza de apoyo en ese Estado, gesto que pareció vislumbrarse durante la segunda guerra mundial cuando el interés aliado se fijó en la ubicación estratégica del Reino: aquí se produciría el masivo desembarco aliado en Casablanca en 1942 y al año siguiente el encuentro entre Churchill, Roosevelt y De Gaulle donde se trazaron los planes finales de la guerra.

No obstante, se consideró que la zona del Magreb quedaba en el ámbito de influencia de Europa, específicamente de Francia, quien aún mantiene una notable presencia tanto política, como económica y cultural.

Una relación con altibajos

Durante la Guerra Fría, su ubicación geográfica entre dos continentes y controlando uno de los accesos del estrecho de Gibraltar, Marruecos cobró importancia para la estrategia mediterránea de las dos superpotencias y el tránsito de sus buques, sobre todo la VI Flota norteamericana. Así, como flanco sur de la OTAN, la zona fue considerada una retaguardia vital para los intereses norteamericanos y hacia fines de la década del 40, Estados Unidos y Francia acordaron el establecimiento de bases militares en suelo marroquí.

Sin embargo, tras la independencia de Marruecos en 1956 las relaciones entre ambos países han sufrido altibajos. En un primer momento, los sectores nacionalistas del Reino trataron de alejarse de la tutela norteamericana y estrechar relaciones con otros países recientemente independizados de África. Pero, más tarde, el país adoptó una orientación claramente prooccidental.

El respaldo político, económico y militar del país americano, sumado a su aval diplomático en las organizaciones internacionales, sería fundamental para garantizar el éxito de su proyecto colonial en el Sáhara Occidental. Así, Marruecos ayudaría a combatir al comunismo en África a cambio de mantener el apoyo económico y militar de Francia y Estados Unidos y defender sus ambiciones territoriales.

El apoyo estadounidense en la cuestión del Sáhara comenzó a notarse plenamente a principios de los 80, con el gobierno de Ronald Reagan. En un marco de reavivamiento del conflicto Occidente-Oriente, Marruecos encontró un renovado sostén de la gran potencia, principalmente a través de ayuda económica y militar.

La incertidumbre sobre el futuro de las bases norteamericanas en España, Grecia y Portugal tras el ascenso al poder de gobiernos socialistas en esos países avivó nuevamente el interés por Marruecos y su puerta de entrada al Mediterráneo. En 1982, Marruecos y Estados Unidos firmaron un acuerdo que brindaba a las fuerzas militares norteamericanas equipamiento instalado en suelo marroquí para el control del eje Azores-Canarias-Baleares.

Tras el final de la Guerra Fría, Marruecos dejó de ser tan relevante estratégicamente y por ello se volvieron a enfriar sus relaciones. Es por ello por lo que el país alauita hizo gestos que acompañaran a los intereses de Estados Unidos en su política exterior. Así, apoyó a la coalición internacional que intervino en la Primera Guerra del Golfo en 1991 a pesar del rechazo de su opinión pública.

Con el ascenso al trono de Mohamed VI en 1999, los contactos entre ambos países dieron muestras de nuevo vigor, sobre todo a partir de los acontecimientos del 11-S. Marruecos apareció como objeto de un renovado interés para la diplomacia estadounidense, lo que se materializó en tres orientaciones básicas: como aliado en la lucha contra el terrorismo, como modelo de democracia para el mundo árabe y como ejemplo de gestión económica.

El acuerdo de libre comercio EEUU-Marruecos

La negociación de este acuerdo, que comenzó el 21 de enero de 2003, vio retrasarse algunas de sus rondas por la crisis y posterior guerra del Golfo más que por las protestas de sectores económicos marroquíes. Así, la segunda ronda negociadora fue retrasada el 24 de marzo de 2003 como efecto de las manifestaciones, las más significativas de todo el Magreb, contra la guerra en Irak: en Rabat, el 30 de marzo de ese año el Comité Nacional de Apoyo a Irak, al que pertenecían la casi totalidad de partidos y sindicatos, reunió entre 30.000 y 300.000 manifestantes contra la guerra.

Concluidas las negociaciones el 2 de marzo de 2004 el acuerdo se firmó en Washington el 15 de junio siendo el primero que EE UU alcanzaba con un país africano y el segundo, después del culminado en 2001 con Jordania, con un país árabe. Este acuerdo, que entró en vigor en enero de 2005, eliminaba el 95% de los aranceles en productos industriales y de consumo y rebajaba las barreras para las exportaciones agrícolas. Su objetivo era establecer una unión aduanera en un plazo de nueve años para incrementar los escasos (en aquel momento) intercambios entre ambos países.

El 3 de junio de 2004, días antes de la firma del acuerdo de libre comercio, Washington concedía a Marruecos el estatuto de aliado preferente no miembro de la OTAN, hecho que le permitía adquirir material estadounidense y participar en programas de investigación y de desarrollo en el ámbito de la defensa.

EEUU reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental

El 10 de diciembre de 2020 el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una declaración reconociendo la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental y anunció la normalización de las relaciones diplomáticas entre Marruecos e Israel.

«Otro logro histórico hoy. Nuestros dos grandes amigos Israel y el reino de Marruecos han acordado (establecer) relaciones diplomáticas plenas, un enorme avance por la paz en Medio Oriente», manifestó el mandatario en Twitter. Marruecos se convertía así en el cuarto país musulmán que acordaba normalizar sus relaciones con Israel, después de Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Sudán.

Por su parte, el representante del Frente Polisario ante Naciones Unidas, Sidi Omar, señaló en Twitter que el estatuto legal del Sáhara Occidental lo determinan la legislación internacional y las resoluciones de la ONU. «El régimen de Marruecos está dispuesto a vender su alma con tal de mantener su ocupación ilegal de partes del Sahara Occidental», escribió Omar.

Marruecos seguirá siendo un aliado «leal» de Estados Unidos

El monarca marroquí, que ve en Estados Unidos un “amigo” y un “aliado”, ha recalcado en un mensaje que ambos países han forjado una alianza que alcanzó “niveles sin precedentes” durante la primera etapa de Trump en la Casa Blanca. Ahora, el rey alauí atisba “perspectivas más amplias para la asociación estratégica entre los dos países, cuyo alcance sigue ampliándose”. Así, el rey ha prometido que “Marruecos seguirá siendo un amigo y aliado leal”.

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