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15 Nov 2024
15 Nov 2024
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Los salseos de los emperadores romanos

Suetonio innovó en el género biográfico concediendo un espacio a lo anecdótico

Sabemos de sobra los hechos históricos y los logros de las personalidades influyentes en el mundo antiguo, pero suscita más curiosidad al público general su vida privada.

Suetonio, el cotilla

Gayo Suetonio Tranquilo fue un historiador y biógrafo romano del siglo I d.C., contemporáneo de la época de la dinastía flavia, concretamente, bajo el reinado de Trajano y Adriano. Pertenecía al orden ecuestre y recibió una buena educación en disciplinas como derecho, retórica, gramática y literatura. Entró en el círculo del emperador romano gracias a su amigo Plinio el Joven, ocupando cargos relacionados con la administración imperial (jefe de archivos con Trajano y secretario ab epistulis o de las cartas oficiales con Adriano). Sin embargo, se cuenta que fue destituido debido a un acercamiento a la mujer (y prima lejana) de Adriano.

Entre sus obras, se han conservado, principalmente, dos: Sobre hombres ilustres (De viris illustribus), una serie de biografías de célebres poetas, oradores, gramáticos, retóricos, historiadores y filósofos y, la más famosa, Vida de los doce césares (De vita Caesarum), la cual recoge las excentricidades y escándalos desde Julio César hasta Domiciano. Estos últimos relatos biográficos nos muestran la otra cara de la moneda (perturbadora muchas veces) de los césares que han fascinado a los lectores durante siglos, aunque la exactitud de algunos datos es discutida por los historiadores modernos.

Algunos chismes jugosos

1. Julio César. Durante su cargo de cuestor en la Hispania Ulterior (sur de Hispania), soñó que violó a su madre, pero los adivinos lo interpretaron como un presagio de sumisión y conquista a la “madre” Tierra y a todos sus habitantes. 

2. Augusto. Sentía un miedo enfermizo por los truenos y los rayos, cubriéndose con una piel de foca para protegerse de ellos, puesto que decían que no caían sobre las focas. Además, si había alguna sospecha de tormenta, se retiraba a algún lugar recóndito y abovedado. Este temor se debe a que en una marcha nocturna en su campaña contra los cántabros, un rayó rozó su litera matando al esclavo que le precedía para alumbrarle.

3. Tiberio. En sus últimos años de vida,se mudó a la isla de Capri, donde se dedicó a todo tipo de vicios y fornicios en su palacio, por ejemplo, contaba con unos aposentos privados donde se mantenían relaciones sexuales entre jóvenes, mientras él observaba, o también se prostituían en cuevas vestidos de sátiros y ninfas. Por eso, apodaron a Tiberio como «el Cabrón» (juego de palabras por el término latino caprineus, es decir, «habitante de Capri» o «macho cabrío, cabrón»).

4. Calígula. Está en el pódium de los peores y más crueles gobernantes. Llegó a autoproclamarse dios y ordenó traer de Grecia estatuas de divinidades famosas para quitarles la cabeza y ponerles la suya. Incluso, se erigió un templo consagrado a él mismo con una estatua de oro con réplica del atuendo que llevaba ese día, cuyas víctimas para el sacrificio comprendían desde flamencos hasta pavos reales.

5. Claudio. Tenía un porte bastante deplorable: cojeaba, tartamudeaba, su cabeza oscilaba de manera espasmódica y se reía y se encolerizaba inconvenientemente (le salía espuma por la boca y su nariz goteaba).

6. Nerón. Una de sus anécdotas más célebres fue el incendio que provocó en Roma porque le molestaba su fealdad y estrechez y contemplaba desde su palacio cómo la ciudad ardía al tiempo que cantaba La conquista de Troya, vestido con su traje de actor.

7. Galba. Ingería grandes cantidades de comida hasta tal punto que en sus copiosas cenas ordenaba a sus esclavos que pasearan los restos de alimentos amontonados en sus manos por el comedor y los repartieran entre los sirvientes.

8. Otón. Decidió quitarse la vida con un puñal al examinar que no tenía posibilidades de ganar contra su rival Vitelio para no poner en peligro ni al Estado ni a los soldados. Esto provocó una gran conmoción tanto por parte del pueblo como por los soldados, quienes se suicidaron al lado de su pira funeraria.

9. Vitelio. A diferencia de su predecesor, la muerte de Vitelio fue de lo más vergonzosa: los soldados enemigos pro Vespasiano le arrastraron hasta el foro semidesnudo, atado de manos y sujeto el cuello con un lazo. Por si no fuera suficiente, le lanzaron barro y estiércol acompañado de insultos y murió desgarrado y arrojado al Tíber.

10. Vespasiano. Introdujo un impuesto sobre la orina al oficio de los bataneros y curtidores. Cuando su hijo Tito lo criticó por esta medida, Vespasiano tomó una moneda y, acercándola a la nariz de este, le preguntó si olía mal. Tito lo negó y Vespasiano le respondió que venía de la orina.

11. Tito. Se distinguió por su generosidad (no todos iban a ser malos), pues, durante su gobierno ocurrieron numerosas calamidades naturales como la erupción del Vesubio, un incendio de tres días en Roma y una peste y Tito movilizó recursos y organizó ayudas para las víctimas. También comentaba que «había perdido el día», porque no había realizado un acto de bondad.

12. Domiciano.  Al principio de su reinado, se reservaba unas horas de intimidad que dedicaba a cazar moscas y matarlas. Así pues, al preguntarle al cónsul Vibio Crispo si había alguien más con Domiciano, este contestaba «ni siquiera una mosca».

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