El Parlamento de Nicaragua, dominado por el oficialismo, aprobó este viernes una reforma constitucional que le otorga mayores competencias y extiende su mandato presidencial un año más. La decisión, que ha generado preocupación tanto a nivel nacional como internacional, fue adoptada por unanimidad en la Asamblea Nacional, reflejando el control absoluto del Frente Sandinista de Liberación Nacional sobre las instituciones del país.
La reforma, que será ratificada en enero durante una segunda legislatura, modifica más de un centenar de artículos de la Constitución. Entre los cambios más polémicos, se encuentra la incorporación de la bandera del FSLN como símbolo oficial de Nicaragua y la formalización de la figura de Rosario Murillo, esposa de Ortega, como “copresidenta”. Además, Ortega asume nuevas atribuciones al consolidarse como coordinador de los poderes legislativo y judicial, lo que elimina aún más cualquier vestigio de separación de poderes.
Un país bajo presión
El gobierno de Ortega ha implementado una estrategia sistemática para silenciar a la oposición, que incluye la privación de la nacionalidad a los disidentes, la expulsión de embajadores, y el cierre masivo de ONG, medios de comunicación y organizaciones religiosas. Este panorama ha sido calificado por organismos internacionales como un grave retroceso democrático y una violación sistemática de los derechos humanos. En noviembre de 2026, Nicaragua deberá acudir nuevamente a las urnas. Sin embargo, la persecución y el desmantelamiento de cualquier estructura opositora plantean dudas sobre la legitimidad de esos comicios. Ortega, quien ya lleva más de 16 años consecutivos en el poder, parece estar allanando el camino para perpetuarse como líder indiscutible del país.
La reforma constitucional ha despertado críticas inmediatas en el ámbito internacional. Organismos como la Organización de Estados Americanos (OEA) y Naciones Unidas han expresado su preocupación por el creciente autoritarismo en Nicaragua. Expertos advierten que este movimiento consolida un régimen dictatorial que viola principios democráticos básicos y profundiza el aislamiento del país en la región.
Por otro lado, el diario ‘La Prensa’, uno de los pocos medios independientes que ha sobrevivido a la represión, destacó el impacto simbólico de incluir la bandera del FSLN como un emblema nacional, calificándolo como una “imposición ideológica” que socava la identidad plural del pueblo nicaragüense.