Imagen: Manifestación en 1997 en Madrid en protesta por el asesinato de Miguel Angel Blanco | EFE
Cuatro etarras han confesado este lunes en la Audiencia Nacional, 24 años después, que perpetraron el atentado con un artefacto explosivo para intentar matar a los periodistas Aurora Intxausti, de El País, y Juan Palomo, de Antena 3, cuando salían de su casa de San Sebastián con su hijo de 18 meses el 10 de noviembre del año 2000. Durante el juicio, los terroristas han relatado que el mecanismo falló porque el marido abrió la puerta con un ademán brusco. La fiscal pide 75 años de prisión para cada uno de ellos: Imanol Miner Villanueva, Asier García Justo, Jon Zubiuarre y Patxi Xabier Macazaga Azurmendi. No obstante, ha indicado que el límite máximo legal aplicable es de 30 años de prisión para cada uno.
El juicio ha tardado 24 años porque, pese a que existían algunos indicios contra los cuatro, la Audiencia Nacional consideró que no eran suficientes para sentarlos en el banquillo. De hecho, el sumario llegó a cerrarse, pero se reabrió en 2020 después de que la Guardia Civil encontrara en los últimos años más pruebas gracias al material intervenido por Francia a ETA y enviado a España a raíz del acuerdo de colaboración de la pasada década.
Una maceta con un artefacto explosivo dentro
Los etarras habían cargado la maceta con 2,3 kilos de un explosivo industrial a base de nitrato amónico y 2,5 kilos de metralla (tuercas y tornillos). De no haber fallado, la detonación “hubiera conllevado la muerte de Juan Palomo de forma instantánea y la de Aurora Intxausti y su hijo, así como graves daños en el inmueble”, recoge el escrito de acusación del ministerio público. Durante la instrucción, los investigadores resaltaron que los terroristas sabían que la pareja solía salir a esa hora de su casa para llevar a su niño a la guardería antes de dirigirse a sus respectivos puestos de trabajo.
Juan Palomo ha relatado que ese día abrió sobre las ocho de la mañana la puerta de su casa para salir a trabajar junto a su mujer, que iba a llevar al hijo de ambos a la guardería. «Al abrir la puerta sonó como un petardo y vi una maceta grande pegada, ante lo que le dije a Aurora que se fuera para atrás con el crío y llamé a la Ertzaintza», ha añadido.
Asimismo, Palomo ha declarado que el atentado supuso un «cambio total» y «marcó» sus vidas, ya que se vieron obligados a abandonar el País Vasco y trasladarse a Madrid. Consideraba que si seguían allí debían estar ambos permanentemente con dos escoltas cada uno con un niño de un año y medio.
Por su parte, Aurora Intxausti ha señalado que cuando vio la maceta con el cable saliendo empezó a descontrolarse. «Entré en una nebulosa en la que no sabes cómo funciona el tiempo, el niño empezó a llorar por lo que cogí unos legos para entretenerle y la Ertaintza nos dijo que nos pusiéramos en la habitación más alejada de la puerta».
La fiscal y el abogado de la acusación ejercida por las víctimas han pedido el pago de diversas indemnizaciones por más de 200.000 euros al matrimonio por las secuelas y el daño causado.