Imagen: coches y la emisión de CO2
El progreso de España hacia la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero se ha estancado. Según informes recientes, este 2024 se prevé un incremento del 0,9% en las emisiones, tras el descenso del 6,3% registrado en 2023. El Observatorio de la Transición Energética y la Acción Climática (OTEA), vinculado al Basque Centre for Climate Change (BC3), atribuye esta subida al aumento del consumo de combustibles fósiles, especialmente en el sector del transporte, que sigue siendo un punto débil en la estrategia climática del país.
Pese a que las energías renovables marcan récords históricos, la electrificación del transporte avanza a un ritmo insuficiente, según Mikel González-Eguino, investigador del BC3. “El transporte genera una de cada tres toneladas de gases de efecto invernadero en España y ha vuelto a niveles de 2019”, alerta González-Eguino, quien insiste en la urgencia de implementar medidas para electrificar el sector y promover alternativas más sostenibles.
El petróleo, el principal obstáculo
El uso de productos petrolíferos es el mayor responsable del repunte de las emisiones. Entre enero y octubre, el consumo de estos productos creció un 5% respecto al mismo periodo de 2023, y se estima que cerrará el año superando los niveles de 2019. Aunque el sector eléctrico reducirá sus emisiones en 5,5 millones de toneladas, este avance será contrarrestado por un aumento de 6,7 millones de toneladas derivado del uso de petróleo, especialmente queroseno, cuyo consumo ha crecido un 12% debido al auge del transporte aéreo.
Otro informe, elaborado por el Observatorio de la Sostenibilidad, también proyecta un incremento del 1% en las emisiones para 2024. Su autor principal, José Santamarta, señala que, además del uso intensivo de combustibles fósiles, el fuerte crecimiento económico y la llegada de hasta 100 millones de turistas este año han contribuido a este aumento, especialmente en el sector de la aviación.
Un desacople lento pero vigente
España, comprometida con la Comisión Europea y Naciones Unidas para reportar sus emisiones, ha destacado en el pasado su capacidad para desacoplar el crecimiento económico del aumento de emisiones. Sin embargo, con el repunte de 2024, surge la duda de si esta tendencia se está frenando. González-Eguino asegura que el desacople sigue vigente: desde 2005, el PIB ha crecido un 38%, mientras que las emisiones han disminuido un 36%. Pero advierte que este ritmo no es suficiente para cumplir con los objetivos climáticos.
Por otro lado, el Gobierno se ha comprometido a reducir las emisiones un 32% respecto a 1990 para 2030. Sin embargo, con el aumento previsto en 2024, España solo estará un 3,2% por debajo de los niveles de 1990. Para alcanzar el objetivo, el ritmo anual de reducción debería ser del 5,7% en los próximos seis años, algo que, según los expertos, requerirá medidas drásticas e inmediatas.
Renovables: un crecimiento prometedor pero limitado
La Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) estima que más del 56% de la electricidad en 2024 será de origen renovable, gracias al aumento de la capacidad fotovoltaica y al buen rendimiento de la energía hidráulica y eólica. Sin embargo, advierten que este ritmo solo podrá mantenerse si crece la demanda eléctrica, algo que no está ocurriendo a la velocidad necesaria.