El mundo ruge con conflictos armados durante los últimos años, pero, como suele ser costumbre, a la hora de la verdad solo se presta atención a aquellos que más mediatizados están y más polarización producen en la opinión pública. Sin embargo, vale la pena pararse a pensar en el sufrimiento que se vive a diario en regiones del mundo que nunca aparecen en primera plana de los noticiarios.
Guerras olvidadas
Durante los últimos dos años hemos vivido a diario con noticias de aquellas guerras que más están afectando al mundo globalizado: Ucrania y, más recientemente, Gaza son las dos que nos vienen a todos a la cabeza. No obstante, si nos paramos a pensar en el coste en vidas humanas, y sin querer desmerecer la tragedia de estos dos conflictos, hay otros que han dejado un reguero de sangre mucho mayor.
Es el caso de la guerra de Tigray, luchada en la región homónima del norte de Etiopía entre noviembre de 2020 y noviembre de 2022. Sin tener unas cifras exactas de bajas debido a la dificultad para cubrir el conflicto y la restricción del acceso de la ayuda humanitaria, se estima que entre 162.000 y 1 millón y medio de civiles perdieron la vida durante esos dos años. Las causas de este conflicto se remontan a la década de los 90 tras la caída del régimen comunista etíope, la fragmentación étnica del país y la guerra de independencia de Eritrea.
En cualquier caso, durante esos dos años prácticamente no hubo mención en la prensa internacional de la lucha que se estaba viviendo allí, e incluso menos del bloqueo que vivió Tigray, las masacres cometidas por las partes combatientes y la terrible hambruna que asoló la región y que a día de hoy sigue manteniendo en riesgo de inanición a millones de personas.
Tampoco se oye hablar de la guerra civil de Myanmar, la antigua Birmania, que se lucha desde 2021 tras el golpe de estado de la actual junta militar gobernante y que enfrenta a esta dictadura con una coalición de fuerzas democráticas y de minorías étnicas. Myanmar lleva en un estado de conflicto interno, con mayor o menor intensidad en distintos momentos, prácticamente desde su independencia de Gran Bretaña en 1948. Y, aún así, esta guerra solo es conocida por unos pocos por aquel infame vídeo en el que una profesora de yoga daba una clase online mientras al fondo se veía al ejército marchar en dirección al parlamento para dar el golpe de estado.
Con estas palabras no se pretende convertir a las tragedias humanas que se viven en todo el mundo en el foco de atención de los lectores. No, está claro que eso no se puede. No por falta de empatía o humanidad, si no por el simple hecho de que nos movemos por nuestra capacidad de prestar atención a aquellos eventos que más nos afectan a nuestras vidas y que más nos despiertan emociones, sea por uno u otro motivo. Sin embargo, no debemos olvidar que más allá de lo que vemos en nuestro día a día hay realidades completamente desconocidas para nosotros.
