La aparición de los teclados y las pantallas ha relegado a la escritura a un plano totalmente secundario, ha dejado de ser una herramienta útil para convertirse en algo del pasado. La tasa de alfabetización en España roza el 99%, es decir, prácticamente todas las personas de nuestro país saben escribir, si no lo hacen es por motivos distintos a la simple ignorancia.
El curioso y significativo asombro de los nativos digitales al ver sacar una pluma y papel para escribir
Debo reconocer que la digitalización de nuestras vidas ha traído consigo la ineludible obligación de escribir empleando un ordenador, un móvil o una tablet, yo mismo debo hacerlo. No obstante, procuro escribir todos los días a mano en mi agenda personal. Cuando saco mi agenda y mi pluma estilográfica para hacer alguna anotación, la gente de mi alrededor se queda perpleja, como si nunca hubieran visto a nadie escribir. Pero lo cierto es que escribir a mano tiene infinitas ventajas, y por eso voy a reivindicarlo.
En primer lugar, la escritura a mano es terapéutica, casi milagrosa diría yo, escribir una misma frase en papel y en el ordenador no es equivalente, la profundidad del pensamiento es infinitamente mayor. Porque escribir lo que piensas en un papel puede ayudarte a curar tu alma, pero también a desgarrártela, el papel lo intensifica todo. Acostumbrados a escribir en el ordenador todo el tiempo, escribir en papel debe convertirse en un acto de relajación y calma, como si los cuatro lados del papel fueran las cuatro paredes de un refugio.
En segundo lugar, la individualidad, cada letra, como cada ser humano, es única. Frente a las fuentes digitales estandarizadas, cada uno de nosotros cuenta con una letra característica, los trazos, la presión, la inclinación, todo es nuestro. La escritura de una persona va cambiando a lo largo de su vida, su madurez va ligada a la escritura con la que se expresa. Cultivar la escritura propia a lo largo de los años es ir acompañado de una amiga que nunca te abandona, siempre está ahí para expresar con palabras lo que piensas y sientes, uno mismo y su letra, hasta el final.
La escritura como refugio en una sociedad de la inmediatez y del desasosiego
La escritura se parece mucho a la lectura por el hecho de que es un momento de paz. En el mundo de la inmediatez y el desasosiego necesitamos momentos de pausa, momentos donde intentar que la vida pase más despacio, con más calma, para poder pensarnos a nosotros mismos.
Si hay algo necesario para escribir es una buena herramienta, y al igual que reivindico la escritura debo hacer lo propio con la pluma estilográfica, que frente al bolígrafo o el lápiz se configura como la unicidad por excelencia. La importancia de la técnica es esencial, el bolígrafo es algo efímero e impersonal que tirarás a la basura cuando se acabe. La pluma es la propiedad y el cuidado del instrumento, la preocupación por lo propio. Por todo ello, solo me queda decirles: atrévanse a escribir en papel de manera diaria, les aseguro que les cambiará la vida, será más bella e intensa.