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22 Nov 2024
22 Nov 2024
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El camino distópico de la Justicia

La condena de José Lomas por defender su casa deja un peligroso precedente. La mala conceptualización de la legitima defensa se puede resolver. La solución es la doctrina del castillo

Imagen de José Lomas en el juicio/ Ondacero

Hace unos días se ha dado una situación que deja a la Justicia en muy mal lugar, la condena de José Lomas. Esta condena hace que la Justicia nos plantee un escenario de deriva distópica y surrealista, pues la víctima se transforma en delincuente.

Cuando defender tu domicilio se convierte en delito 

La Audiencia Provincial de Ciudad Real condenó a José Lomas, el librero que mató a un ladrón por entrar a su casa a robar, como autor de un delito de homicidio doloso con seis años y tres meses de cárcel. Además, el hombre de 80 años pagará una cuantiosa responsabilidad civil a la familia del fallecido.

Este fallo sienta un precedente peligroso y grotesco, parece que se institucionaliza el latrocinio, siendo tu deber no hacer nada por impedirlo. Ciudadano, mantenga una actitud sumisa con el maleante, déjele desvalijar su domicilio a placer y trátelo con delicadeza. Sabe que si no lo hace el sistema le deja dos opciones, muerte o cárcel.

José Lomas vivía tranquilamente en su casa campo en Ciudad Real, cuando una noche al oír una serie de ruidos de madrugada, salió con una escopeta y se dio de bruces con un individuo de 35 años, el cuál poseía una motosierra. Ante el pánico por la situación, José Lomas apretó el gatillo acabando con la vida del delincuente. Delincuente que contaba con un amplio historial de antecedentes penales.

A partir de ahí comenzó el calvario de este anciano, que con 80 años pasó 9 meses en prisión preventiva por este suceso. Así como, posteriormente se le sometió a un circo mediático, se produjo una intromisión manifiesta en su vida privada y se le ninguneó en el juicio. Ninguneo que venía de parte del fiscal, quien desde la condescendencia y la burla velada rozaba la grosería para con el justiciable.

La sentencia nos deja un panorama dantesco, ahora defender tu casa te convierte en un delincuente.  Si quieres proteger tu hogar debes hacer un ejercicio de futuribles, valorar de modo estratégico y fáctico el cómo poder defenderte de la manera menos lesiva. Claro, debes pedirle al maleante que te deje tiempo para pensar, hacer un croquis y medir razonablemente las variables. Ponga un reloj de ajedrez en la puerta de su casa y pida pausa para pensar, mientras el maleante procederá a desvalijarle o agredirle.

El problema de conceptualización de la legitima defensa en España

El legislador como siempre vive en la inopia, fruto de esa inopia vienen las chapuzas legislativas de las que lamentablemente estamos curados de espanto. En situaciones en las que bienes jurídicos como la vida está en juego, el ser humano actúa de forma instintiva, por lo que racionalizar una situación así es un auténtico delirio.

El hecho de que para apreciarse la legitima defensa se exija cuando se da una agresión, una “necesidad racional del medio empleado para impedirla” implica que el legislador poco o nada conoce la realidad en la que se dan estas situaciones. Así como el hecho de que en el domicilio o morada la conceptualización de la legitima defensa debe adaptarse, de ahí que sea necesario entender que en España es necesario implementar ciertos aspectos de la conocida como doctrina del castillo.

Es necesario entender también que la protección del domicilio o morada debe también de tener una especial significación, en España la protección del hogar y de la propiedad deja mucho que desear. Pese a que se presuma de la inviolabilidad a nivel constitucional, el hecho de no puedas defender tu hogar de una agresión externa como consideres oportuno trae consigo un enorme desequilibrio entre agresor y agredido, siendo la práctica mayoría de los casos el agredido el perjudicado.

La doctrina del castillo viene a significar que tu casa es tu castillo, como castillo que es, tu tendrás derecho a que si alguien te ataca en tu hogar tu puedas usar la fuerza para defenderte a ti mismo y a su propiedad, incluida la fuerza letal si llega a ser necesario. Obviamente no se puede hablar en términos absolutos, más aún en Derecho donde los matices marcan la diferencia.

Los matices que la doctrina del castillo puede aportar a nuestro ordenamiento

Los matices importantes que la doctrina del castillo puede traer a nuestro ordenamiento radican en una mejor conceptualización de la legitima defensa cuando nuestra propiedad es agredida y estamos en peligro dentro de nuestra propiedad. Es evidente que, si un intruso entra en tu casa en plena noche, no se puede exigir tal y como hace el CP hacer el croquis mental de ver como te puedes defender de la manera menos lesiva.

En situaciones de semejante tensión el instinto puede a la razón y ese ejercicio de futuribles va en contra de la naturaleza humana. La doctrina del castillo entiende bien esa problemática, si alguien entra a tu casa de manera ilegitima no se te puede exigir como te tienes que defender.  En un supuesto de hecho así, uno no se defiende como quiere sino como puede.

También es importante entender que la doctrina del castillo no anima a que mates al intruso o que le infrinjas el mayor daño posible. Únicamente te brinda la posibilidad de defenderte de forma eficaz en situaciones límite, puesto que se entiende que al intruso le tiene que castigar el estado en el ejercicio del ius puniendi. La implementación de esta doctrina debe estar modulada y adecuada, nunca aplicarse interpretarse términos absolutos.

La doctrina del castillo debería operar de tal manera en la que, si un intruso entra en tu hogar tu debes defenderte como puedas. Siempre y cuando la entrada de ese intruso represente un peligro y riesgo real, por lo que el peligro real lo dará el contexto y la situación fáctica.  Desde el mismo momento en que exista un riesgo tanto para el propietario, morador o gente que se halle con el hogar, se tiene que brindar una posibilidad de defensa tal, en la que tu integridad y la de los tuyos quede salvaguardada frente a la del delincuente.

Obviamente si tu encuentras a un intruso de madrugada en tu casa, no conoces sus intenciones, si va armado o no va armado, si solo quiere desvalijarte, agredirte o violarte a ti y a los tuyos. La integridad física y la vida valen más que la propiedad en cuanto a bienes jurídicos nos referimos, al no conocer las intenciones del intruso se debe decantar la balanza a favor de quien cumple la ley y permanece en su hogar, se debe decantar la balanza en favor de quien cumple la ley y no se adentra en hogares ajenos. A toro pasado es fácil relativizar estas situaciones midiendo el peligro real, exigir averiguar al morador cual es esas intenciones es cuanto menos injusto.

De ahí que la doctrina del castillo en algunos de sus aspectos deba ser implementada, se debe garantizar una defensa justa del hogar y de las vidas de los moradores frente a una agresión ilegítima.

La distopía de una justicia que defiende al delincuente  

Para el jurisconsulto romano Ulpiano la justicia es la eterna y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo. Es por ello por lo que fallos como estos desvirtúan el verdadero sentido que la justicia debería tener. En caso de duda la ley debería primar a la persona que está en su casa sin hacer daño a nadie, también la ley debería favorecer a quien cumple la ley y no a quien la infringe entrando en casas ajenas. Es una infamia y un auténtico insulto que la ley se ponga de lado del que entra en una propiedad de forma ilegitima en detrimento de la persona que ve como entran en su propiedad y no puede hacer nada por impedirlo.

En el momento en que el delincuente se ve beneficiado por las leyes y la justicia queda sumida en una espiral de desesperación distópica. En el caso de José Lomas así ha quedado claro, quizá el apreciar la eximente completa con una estrategia de defensa cuestionable no sea posible, en todo caso una eximente incompleta haría que se hiciera justicia realmente.

El caso de José Lomas sienta el peligroso precedente por el cual el latrocinio queda tutelado. La necesidad de mejorar la conceptualización de la legitima defensa es algo que el legislador de acometer lo antes posible, una solución que tome los aspectos positivos de la doctrina del castillo es la vía, de no hacerlo estaríamos abriendo las puertas a la inseguridad.

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1 comentario en “El camino distópico de la Justicia”

  1. Maravilloso artículo. Desde luego, el concepto de justicia está totalmente corrupto.

    «Para el jurisconsulto romano Ulpiano la justicia es la eterna y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo. Es por ello por lo que fallos como estos desvirtúan el verdadero sentido que la justicia debería tener. En caso de duda la ley debería primar a la persona que está en su casa sin hacer daño a nadie, también la ley debería favorecer a quien cumple la ley y no a quien la infringe entrando en casas ajenas» PERIOD

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