El mote de histórico no le queda grande a la victoria que el Atlético de Madrid se llevó de Montjuïc, la primera de Simeone a domicilio del Barça desde que es entrenador del equipo. Inexplicable es otra palabra que le sienta bien a lo ocurrido, porque si el partido debía tener un ganador, ese era el conjunto azulgrana. Los de Flick, ausente por suspensión, pagaron carísimo su ineficacia, convirtieron en figura a Oblak y le dieron la chance a Sorloth en la última. El noruego no perdonó.
Nadie hubiera imaginado el desenlace final al acabar la primera mitad, una etapa en la que el Barça impuso su juego, ahogó al Atleti con la presión alta y defensa adelantada que lo caracteriza y monopolizó las ocasiones de peligro. Raphinha, Iñigo Martínez, Lewandowski y hasta Gavi dispusieron de oportunidades frente a Oblak, pero sería Pedri con un suave toque de derecha quien abriría la cuenta a los 30′. Además de goleador, el canario era el jugador más determinante entre los azulgranas, moviendo el balón con inteligencia y hallando espacios donde no los había.
Del lado colchonero, poco y nada. No remató al arco en esos primeros 45 minutos. Se dedicó a aguantar, como pudo, y casi que agradeció irse al descanso abajo por la mínima. Los de arriba no conectaban y el arco de Peña quedaba lejísimos para Julián y Griezmann. El triunfo, en ese momento, era absolutamente impensado.
Barça no liquida, el Atleti sí
Dada la más que discreta actuación que venía mostrando su equipo, se hubiera esperado que Simeone mueva el banquillo para saltar al complemento. Pero el Cholo decidió esperar y nada cambió en el arranque de la segunda mitad. Barcelona seguía mucho más cerca del 2-0 que el Atleti del empate. Fermín dejaba pasar la primera con un remate a los pies de Oblak y Raphinha estrellaba su sombrerito en la madera luego de una excepcional asistencia de Pedri.
Los colchoneros apostaban a una contra que recién llegó al cuarto de hora. Julián se escapó por izquierda y tras un centro que no revestía peligro para los culés, un despeje un tanto confiado de Casadó dejó el balón vivo en la puerta del área para De Paul. El argentino, a la carrera, abrió el pie y lo colocó junto a un poste de Peña. Un golazo que le daba aire e ilusión al Atlético. Empezaba otro partido.
Barça acusó el golpe, pero no tardó en reaccionar. Primero Peña evitó lo que era el 1-2 de Barrios y luego comenzaron a caer las situaciones del otro lado. Ferrán se la bajó a Lewandowski y el polaco, solo contra Oblak, inexplicablemente falló al conectar. Olmo probó un tiro al segundo palo, apenas ancho. Y Raphinha y Pedri, en dos mano a mano, volvieron a perder contra el portero esloveno, a esta altura figura absoluta del encuentro.
El partido se apagaba con un empate que ningún aficionado de la visita hubiera considerado un mal resultado. Pero esto es fútbol y a los merecimientos se los lleva el viento. Un mal pase de Raphinha le dio la oportunidad al Atlético de iniciar un ataque desde su propia área faltando 30 segundos. Julián tocó para De Paul y el autor del tanto del empate, haciendo un uso muy inteligente de la pelota, evitó caer en la trampa del fuera de juego. Aguardó que Molina le pasara por atrás, descargó en el momento justo y el lateral encontró a Sorloth en el área para que el noruego, llamado a ser el héroe del día, decretara en un solo toque una de las victorias colchoneras más festejadas de los últimos tiempos.
Tres puntos de oro para el Atleti, que alcanza los 12 triunfos al hilo y cierra el año como líder de La Liga. Tercera derrota consecutiva de los azulgranas en casa tras Las Palmas y Leganés, aunque con la tranquilidad de que la versión ensayada hoy fue una muy superior a la de esas caídas.
