Competitivo como nadie, a Cristiano Ronaldo no le gusta perder ni a las canicas. Por más que se encuentre jugando en una liga menor como la de Arabia Saudita, el portugués se toma cada partido con la seriedad y el compromiso que lo llevó a ser uno de los más grandes de la historia. Desde ese lugar se puede entender la frustración que le provoca ser derrotado. Mucho más cuando es por goleada. Y mucho más aún si se trata de una final.
Pese a que CR7 marcó el gol con el que Al Nassr se puso adelante en el encuentro por la Supercopa saudí antes del descanso, Al Hilal se recuperó en el segundo tiempo y logró una remontada espectacular con tantos de Milinkovic-Savic, Mitrovic (2) y Malcom. Los dirigidos por Jorge Jesús alzaron así el título que reunió al campeón y subcampeón de la última Liga del país por quinta vez en su historia.
El ex-Real Madrid no toleró la forma en la que su equipo pasó de ir ganando el partido a rápidamente perderlo y tras el tercer tanto de su rival apuntó directamente contra sus compañeros. En un gesto fuerte para lo que estamos habituados en el fútbol, se llevó las dos manos a un lado de la cara en referencia a que se habían «dormido». Pero no terminó allí y fue por más: hizo señas de que estaban asustados y de que se habían «cagado».
No es la primera vez que Al Nassr pierde un título a manos de su clásico rival. En la última temporada tuvo que ver como Al Hilal se consagró tanto en la Liga como en la Copa nacional. Y ahora la Supercopa.
¿Cómo tomarán los jugadores de Al Nassr las acusaciones de Cristiano? ¿Las dejarán pasar por tratarse de él o estamos en presencia de un quiebre en el vestuario?