El Stade de France fue testigo de la primera medalla dorada en la historia de los 200 metros llanos para un velocista africano. El sorpresivo protagonista fue Letsile Tebogo, atleta de apenas 21 años de edad quien además se dio el enorme gusto de darle a Botswana su primer metal olímpico en toda su historia con una marca de 19.46 segundos, el quinto registro más veloz en toda la historia de esta prueba.
Desconocido para gran parte del público, Tebogo no es ningún recién llegado al mundo del atletismo. El año pasado fue plata en los 100 metros y bronce en los 200 en el Mundial de Budapest (ambas carreras ganadas por Lyles) y dos años atrás, cuando tenía 19, la sensación del Mundial Sub-20 realizado en Cali.
Allí no solo se colgó el oro en los 100 metros sino que lo hizo rompiendo el récord vigente desde 2014 perteneciente a Trayvon Bromell (9.91 contra 9.97). Al mejor estilo Bolt, cruzó la meta de aquella carrera saludando a su rival más cercano.
“Soy campeón olímpico. Es algo que nunca había visto en mi vida ni soñado, es un momento increíble. Vine con lo poco que tenía dentro para seguir adelante, porque ayer llegamos a la final y mi entrenador me dijo: ‘ahora es tu carrera’. Significa mucho para todos, el país, el continente y mi familia”, aseguró una vez concluida la prueba.
“Me subestimaron, no me daban entre los candidatos. Ahora, si mis compañeros lo desean, competiré en los relevos”, agregó Letsile.
El favorito que fue bronce
Noah Lyles, ganador de los 100 metros y máximo candidato en la previa en los 200, se tuvo que conformar con el último lugar del podio con un tiempo de 19.70 detrás de Tebogo y de su compatriota Kenneth Bednarek (19.62). Tras la carrera, se dejó caer al suelo y se lo veía agitado, con severos problemas en la su respiración. El equipo médico norteamericano informó que sufría de Covid desde hace dos días, pero que decidió participar de todas formas.
Lyles había aparecido con barbijo en el estadio, no obstante ingresó a la pista lleno de energía, agitando al público y mostrándose confiado. Una imagen que contrastó con la que se vio de él acabada la carrera, en silla de ruedas y con su ropa desgarrada.