No es ninguna sorpresa que, en la última década, el cine coreano haya alcanzado una presencia internacional sin precedentes, incluso ganando terreno dentro de Hollywood. A lo largo de los años, este cine ha demostrado una notable habilidad para contar grandes historias y producir películas de calidad impecable.
En 2019, el cine coreano logró su mayor impacto histórico con Parásitos, una obra maestra que ganó cuatro premios Oscar, incluidos los de Mejor Película y Mejor Película Internacional. Fue la primera producción no hablada en inglés en obtener el galardón a Mejor Película, marcando un hito en la historia de los Oscar. Además, arrasó en premios internacionales, llevándose la Palma de Oro en Cannes, el reconocimiento más prestigioso del cine mundial, junto con múltiples nominaciones y galardones alrededor del planeta. Parásitos también se convirtió en una de las películas asiáticas mejor valoradas en plataformas de cine reconocidas, tanto por críticos como por el público, consolidándose como un fenómeno global que rompió barreras culturales y demostró la universalidad del cine coreano.
Este logro no solo visibilizó el cine coreano ante una audiencia global, sino que también permitió que un público menos familiarizado con este estilo cinematográfico lo descubriera y apreciara. Si bien es posible que algunos espectadores más casuales hayan mostrado reticencia hacia este tipo de cine, los más apasionados del séptimo arte ya conocían su enorme calidad. Parásitos ayudó a cambiar esta percepción, mostrando que estas películas pueden cautivar y emocionar incluso a los más escépticos, siempre que se les dé una oportunidad.
Un ejemplo paralelo es el impacto del anime en el cine japonés y asiático. Con el tiempo, este género fue ganando aceptación internacional gracias a éxitos como El Viaje de Chihiro de Hayao Miyazaki, que en 2001 se convirtió en el primer anime en ganar un Oscar a Mejor Película de Animación. Este reconocimiento fue clave para que el anime se expandiera globalmente y llegara a un público más amplio, abriendo las puertas a una mejor distribución internacional. De manera similar, la serie Death Note de 2006 alcanzó una popularidad sin precedentes, convirtiéndose en una de las producciones más valoradas por el público y la crítica, incluso sin recibir premios importantes debido a las limitaciones de reconocimiento para el anime en ese momento.
Tanto El Viaje de Chihiro como Death Note ejemplifican cómo las obras asiáticas pueden conquistar audiencias internacionales, tal como ha ocurrido con el cine coreano en los últimos años. A partir del fenómeno de Parásitos, hemos visto una continuidad en la llegada de grandes producciones coreanas y de cineastas que han dado el salto a Hollywood. Un ejemplo reciente es Celine Song, quien en 2023 estrenó Past Lives, una obra surcoreana que conquistó al mundo, aunque con producción y distribución estadounidenses. Estos logros demuestran la importancia de seguir impulsando y valorando estas obras en el panorama internacional.
¿Qué tiene de especial el cine coreano?
El cine coreano destaca principalmente en géneros como el drama, el thriller e incluso el terror, aunque para este último prepararé un artículo especial. Según mi experiencia, estos géneros pueden causar un mayor impacto en espectadores que no residen en Asia, ya que muestran aspectos únicos de su cultura: desde cómo viven su día a día hasta sus sistemas policiales y judiciales, que difieren notablemente de lo que estamos acostumbrados a ver en Occidente.
Muchas películas coreanas critican duramente la situación policial del país, reflejando una realidad donde los medios, recursos y métodos empleados son menos eficaces que en otros lugares. Un ejemplo sobresaliente es Memories of Murder (Crónica de un asesino en serie), una obra maestra que expone de forma contundente la falta de interés y profesionalismo de las autoridades para resolver asesinatos. La película critica los recursos casi tercermundistas utilizados por los investigadores y generó gran controversia en Corea del Sur.
Además, el cine coreano no evita mostrar escenas gráficas de violencia o imágenes desagradables, presentándolas con crudeza y visceralidad, lo que genera un impacto profundo en el espectador. En sus dramas e historias familiares, se exploran aspectos como sus costumbres, vínculos, relaciones de pareja y una sociedad más conservadora y machista en comparación con Occidente. Este contexto influye en la narrativa y en las actuaciones, que suelen transmitir emociones de una forma distinta a lo que estamos acostumbrados. Aunque al principio estas diferencias pueden resultar desconcertantes, con el tiempo se aprende a apreciar su estilo único.
Es importante reconocer que cada cine refleja las costumbres y particularidades de su país de origen, lo que no es exclusivo de Corea. Lo mismo ocurre con el cine indio, noruego o italiano, por ejemplo, donde los patrones culturales también se ven reflejados. Sin embargo, Corea del Sur, al ser un país con características muy peculiares, presenta patrones recurrentes en sus películas que no son casuales.
Por lo general, la calidad de la dirección y el montaje en el cine coreano es extraordinaria, logrando resultados impresionantes con presupuestos limitados. Sus películas suelen ser de bajo costo, pero rebosan creatividad y excelencia técnica.
Si quieres iniciarte en este cine, te recomiendo Encontré al Diablo, un thriller de asesinos impactante y diferente, aunque bastante violento, disponible en Amazon Prime Video. Otra opción es Una Vida Nueva, un drama sobre la infancia más suave, pero igualmente interesante.