Si tuviera que mencionar a un cineasta joven que probablemente sea el más talentoso de su generación y que marcará historia —si no lo está haciendo ya—, ese sería sin duda Robert Eggers. Con apenas 41 años, ha dirigido cuatro películas de altísimo nivel, consolidándose como una de las figuras más relevantes en el cine de terror moderno. Su estilo único y su maestría en el uso de la dirección y el lenguaje audiovisual lo sitúan entre los talentos más destacados del cine actual.
Eggers es conocido por sumergirnos en historias oscuras, con una ambientación y dirección capaces de impactar profundamente al espectador. En The Lighthouse, considerada por muchos su obra maestra, el director convierte un relato aparentemente simple —la convivencia de dos hombres en un faro— en una experiencia pesadillesca. Gracias a las actuaciones magistrales de Willem Dafoe y Robert Pattinson, la película trasciende los límites del género, ofreciendo interpretaciones que rozan la perfección. A esto se suma un espectacular uso del blanco y negro, acompañado de una iluminación impecable que recuerda a los grandes maestros del cine como Stanley Kubrick.
En 2022, Eggers lanzó su película más comercial hasta la fecha: The Northman. A pesar de su aparente accesibilidad, el director sorprendió al público con una obra única y alejada de lo genérico. Lo que muchos esperaban que fuera una típica historia de vikingos se convirtió en una joya audiovisual. Con un presupuesto de 90 millones de dólares, Eggers ofreció una película que fusiona épica y autoría, aunque su complejidad le jugó en contra en taquilla, donde no alcanzó los 70 millones de recaudación. Sin embargo, la crítica la recibió con entusiasmo, destacándola como una de las mejores de ese año.
Cuando se anunció que Eggers dirigiría una nueva versión de Nosferatu, las expectativas se dispararon. La obra original de 1922, un pilar del expresionismo alemán, es considerada una obra maestra que ha dejado una huella imborrable en la historia del cine. La versión de 1979, dirigida por Werner Herzog, ofreció una reinterpretación igualmente notable, ampliando el legado del mítico vampiro.
Ahora, en 2024, finalmente tenemos entre nosotros la versión de Eggers, una de las películas más esperadas del año. La pregunta era inevitable: ¿Ha cumplido?
¿Eggers sigue haciendo historia con Nosferatu?
La respuesta es un rotundo sí. Con Nosferatu, Eggers ha logrado uno de los mejores remakes del siglo, respetando la esencia del material original mientras lo hace completamente suyo. El director transforma esta conocida historia en un relato gótico que deslumbra con su apartado visual, fotografía, diseño de producción y banda sonora.
Eggers demuestra nuevamente su inigualable talento para construir atmósferas. Su habilidad para representar pesadillas a través de imágenes sombrías y meticulosamente elaboradas convierte esta película en un deleite visual y emocional.
La trama sigue siendo familiar: en 1838, el joven ayudante Hutter viaja a Transilvania para cerrar un trato con un cliente, el Conde Orlok. Pronto, Hutter (interpretado por Nicholas Hoult) descubre que el conde es, en realidad, un vampiro. Aunque el argumento es conocido, Eggers se centra en cómo lo cuenta, marcando la diferencia con un estilo gótico y sombrío que revive el expresionismo alemán.
El uso de colores fríos y tenues acompaña perfectamente la época y el tono de la película. La banda sonora, compuesta por Robin Carolan, emplea instrumentos que refuerzan la sensación de oscuridad y misterio, elevando la narrativa a otro nivel.
El reparto es uno de los puntos fuertes de la película. Lily-Rose Depp ofrece una de las mejores interpretaciones del año, encarnando a una joven atrapada en una pesadilla y vinculada al oscuro vampiro. Su actuación, cargada de emoción y gestos que reflejan su desesperación, es uno de los grandes aciertos de la obra. Por su parte, Bill Skarsgård encarna al Conde Orlok, ofreciendo una interpretación memorable. Su transformación física, gracias al maquillaje y la estética, lo convierten en un ser terrorífico e inolvidable. Su presencia en pantalla es escalofriante, desde su acento trabajado hasta sus gestos y silueta, que exudan puro terror.
El reparto lo completan actores de la talla de Willem Dafoe, quien aporta un personaje interesante, y Aaron Taylor-Johnson, cuyo papel es correcto pero menos destacado.
Un final inolvidable
Aunque Nosferatu no es una obra completamente original debido a su naturaleza de remake, el talento de Eggers para darle un sello personal la convierte en una experiencia única. Si bien algunos momentos de la película pueden tener un ritmo más lento, el final es espectacular, cerrando con uno de los mejores planos del año.
Nosferatu es la mejor película de terror del año y uno de los remakes más logrados de este siglo. Robert Eggers reafirma su posición como uno de los cineastas más talentosos de su generación, entregando una obra de arte que respeta el legado de Nosferatu mientras lo reinventa para una nueva generación.