El candidato de derecha, Jordan Bardella, sobrevivió al primer debate electoral televisado ante los ataques de sus adversarios, tanto macronistas como de izquierdas. Bardella, quien lidera las encuestas de cara a las legislativas francesas, defendió su postura como «el primer ministro del orden, del rigor y la firmeza» en un debate cargado de tensión.
Ataques cruzados y propuestas económicas
El joven político, que llevó a su partido a la victoria en las recientes elecciones europeas y motivó al presidente Macron a adelantar las legislativas, fue el blanco principal de sus contrincantes. Gabriel Attal, el actual jefe del Gobierno, y Manuel Bompard, portavoz de la alianza de izquierdas, intentaron debilitar su posición en las encuestas.
Attal acusó tanto a Bardella como a Bompard de hacer promesas irrealistas para ganar votos. Criticó las propuestas económicas de ambos, destacando que la derecha y la izquierda tendrían que aplicar subidas insensatas de impuestos para financiar sus promesas. Bardella, por su parte, afirmó que no aumentará los impuestos y se proclamó como el primer ministro de la paz social, asegurando que su programa es el único capaz de acabar con la parálisis del ‘macronismo’.
Reforma de pensiones y salario mínimo
Defendiendo la impopular reforma de las pensiones de Macron, se ironizó sobre las promesas de otros partidos, mientras que se sostuvieron las propuestas de elevar el salario mínimo e incrementar impuestos a los ricos no destruirán empleos, poniendo como ejemplo a España. Además, prometió que quienes ganen menos de 4.000 euros netos al mes pagarán menos impuestos.
Disputas por las energías convencionales y las renovables
En el ámbito de la energía, Bardella prometió eliminar la eólica en favor de la nuclear, mientras Bompard prometió lo contrario. Attal abogó por las energías renovables como transición hasta la entrada en funcionamiento de nuevos reactores atómicos en 2035.
Críticas hacia las políticas migratorias
Las propuestas en inmigración fueron fuertemente criticadas. Sus adversarios lo acusaron de racista por querer recortar ayudas sociales a extranjeros y limitar su entrada al país. Bompard destacó la contribución económica de los inmigrantes y recordó el origen italiano del político, subrayando la ironía de su postura. Attal también criticó el veto propuesto contra personas con doble nacionalidad en ciertos puestos administrativos.