Imagen: Ciudadanos cubanos en protestas por los apagones-EFE
La primera caída total del sistema, el primer momento de “cero cobertura energética nacional”, según el Minem, se produjo el viernes por la mañana, después de que una salida “imprevista” de una central clave para el SEN desestabilizase el sistema.
Los avances de las primeras horas para recuperar el SEN se frustraron de nuevo el sábado por la mañana, cuando se registró otra desconexión total. A última hora del sábado colapsó el subsistema que se había creado en la mitad occidental de la isla. Para ese momento se había logrado la interconexión de circuitos desde Mariel (oeste) a Holguín (este) y la puesta en marcha y sincronización de varias centrales termoeléctricas, entre ellas la Antonio Guiteras, una de las mayores del país. Desde el primer momento el Minem advirtió de que las tareas de recuperación del SEN iban a ser complejas.
El ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, aseguró este domingo en una comparecencia antes de este último apagón total que el gobierno aspira a que el SEN vuelva a alcanzar el martes el estado en que se encontraba el viernes antes de la primera incidencia masiva. El ministro reconoció que la situación en el sistema eléctrico es “muy tensa” y que la falta de electricidad ha dejado “a la mayoría de los cubanos” sin agua en sus casas, pues los motores que bombean el líquido hacia los hogares utilizan electricidad.
La falta de combustible agrava el problema
El SEN se encuentra en un estado muy precario por la escasez de combustible y las frecuentes averías en sus centrales termoeléctricas, con cuatro décadas de explotación y carencia crónica de inversiones. Los apagones son habituales desde hace años, pero la situación se ha agravado en las últimas semanas. Ha habido días con tasas de afectación máxima superiores al 50%, lo que ha implicado que haya momentos en que la mitad del país esté simultáneamente sin corriente.
Estos apagones dañan la economía cubana –que en 2023 se contrajo un 1,9%, encontrándose por debajo de los niveles de 2019, según datos oficiales- e impulsan el descontento social. De hecho, estos apagones han sido el detonante de numerosas protestas contra el gobierno, como las que las del 11 de julio de 2021 –las mayores en décadas-, las de Nuevitas y La Habana en agosto y septiembre de 2022, y las del pasado 17 de marzo en Santiago de Cuba (este) y otras localidades.
Protestas de algunos ciudadanos
La inquietud sigue patente entre los cubanos, pues la falta de energía supone que se echen a perder los alimentos. Además, ha afectado al servicio de internet y las comunicaciones. “La situación es muy crítica para que a uno se le eche a perder la comida”, lamenta una vecina.
La desesperación se ha traducido en pequeñas protestas durante la pasada noche en algunos barrios de La Habana, según han contado algunos testigos a la agencia Reuters. Esta situación contrasta con las palabras del presidente de la isla caribeña, Miguel Díaz-Canel, que afirmó en Naciones Unidas que el sistema eléctrico cubano está “fortalecido”.