Imagen: El dictador norcoreano, Kim Jong-un, recibe el pasado mes de junio en Pionyang al presidente ruso, Vladimir Putin. GAVRIIL GRIGOROV / SPUTNIK / KRE. Agencia EFE
Un año y medio después de la invasión a Ucrania, el líder de Rusia Vladímir Putin se reunía con el dictador norcoreano Kim Jong-un para una petición de ayuda militar. Lo que parecía una medida desesperada, recurrir a uno de los países más pobres y aislados del planeta, también tenía su lógica: los enormes arsenales norcoreanos de la época soviética podían alimentar la maquinaria militar rusa.
Ha pasado un año desde el primer envío de munición norcoreana reportado por los servicios de inteligencia occidentales y el régimen de Pyongyang ya es imprescindible para la guerra del Kremlin. Además, ambas partes han sellado una alianza que implicaría la ayuda rusa a sus amigos norcoreanos si estos se sintieran amenazados.
De hecho, Corea del Norte se encuentra en la fase final de los preparativos para el envío de tropas de sus fuerzas armadas regulares a Ucrania en apoyo a Rusia, lo que evidencia una creciente colaboración militar entre ambos países. Esta afirmación fue realizada por el ministro de Defensa surcoreano Kim Yong-hyun, quien subrayó que el reciente acuerdo bilateral firmado por ambos mandatarios, que incluye una cláusula de defensa mutua, constituye un indicador significativo de la profundización de sus vínculos estratégicos.
Durante una sesión parlamentaria, el funcionario surcoreano destacó que la firma del tratado mutuo entre Corea del Norte y Rusia se asemeja a una alianza militar, lo que hace plausible la posibilidad de un despliegue inminente de tropas norcoreanas en el conflicto.
Ataques rusos con proyectiles norcoreanos
The Times informó el 4 de octubre, a partir de fuentes de inteligencia de miembros de la OTAN, que la mitad de los proyectiles que disparan los cañones rusos son de origen norcoreano. Por su parte, el diario británico concretó que Pyongyang había suministrado tres millones de proyectiles, por debajo de los cinco millones que Corea del Sur había calculado que su enemigo del norte había transferido a Moscú.
El Gobierno ucranio señala que la calidad de esta munición, almacenada durante décadas, es pobre y falla en muchos casos. Los múltiples ataques con drones ucranios entre septiembre y octubre contra depósitos de armamento rusos también han diezmado la fuerza de la artillería del invasor.
Pero el constante avance ruso en la provincia de Donetsk desde la pasada primavera lleva el sello norcoreano, como han subrayado tanto el Ministerio de Defensa ucranio como comandantes de brigadas en el frente: sin los proyectiles de Pyongyang, la ofensiva rusa sería menos intensa.
Nueva fase
La colaboración norcoreana con Rusia ha entrado ahora en una nueva fase, según alerta Kiev. El presidente Volodímir Zelenski afirmó el domingo que Kim ya no solo destina armas a Moscú, sino que también envía tropas. “Hemos visto una creciente alianza entre Rusia y regímenes como el de Corea del Norte. No es solo armamento, ahora transfiere personal a las fuerzas de ocupación”, dijo el mandatario ucranio. “Es obvio que en estas condiciones la relación con nuestros socios necesita un salto adelante”, añadió. Zelenski se refirió, sin precisar, a ir más allá del suministro de misiles de largo alcance y otras armas que reclama con insistencia.
Varios miles de soldados norcoreanos, según revelaron el 11 de octubre fuentes militares ucranias a The Washington Post, podrían estar ya formándose en Rusia para operaciones de combate. El objetivo, según cree Kiev, es que estos refuerzos se incorporen en el ejército ruso a finales de año.