Siete estadounidenses resultaron heridos en un ataque con cohetes perpetrado por milicias respaldadas por Irán en la base de Ain al-Assad en Irak, subrayando la amenaza constante a las fuerzas estadounidenses en medio de esfuerzos diplomáticos para aliviar las tensiones entre Irán e Israel.
El secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, calificó el ataque como una «escalada peligrosa» y un ejemplo del papel desestabilizador de Irán en la región, según un comunicado del Pentágono tras una llamada con su homólogo israelí.
El ataque, que ocurrió el lunes, es el primer incidente en meses donde tropas estadounidenses en Irak resultan heridas. Este suceso siguió a un ataque estadounidense contra milicias iraquíes respaldadas por Irán la semana anterior.
Dos cohetes impactaron la base aérea alrededor de las 9 p.m. hora local, hiriendo a cinco soldados estadounidenses y dos contratistas. Dos de los heridos fueron evacuados de Irak para recibir tratamiento adicional y todos se encuentran en condición estable, según un funcionario de defensa de EE.UU.
Sumado a esto, la base estadounidense de Al-Ramilan también fue atacada con misiles el martes mientras las fuerzas estadounidenses instalaban sistemas de defensa dentro de la base, según los informes. No se han dado a conocer más detalles sobre posibles daños o víctimas y ningún grupo ha reivindicado la responsabilidad del ataque por el momento.
Los ataques a Ain al-Assad y Al-Ramilan han tenido lugar en medio de los esfuerzos de Washington y sus aliados árabes para reducir las tensiones regionales tras los asesinatos consecutivos de líderes de los movimientos militantes libanés, Hizbolá, y palestino, Hamás, la semana pasada.
Irán e Hizbolá han prometido vengar las muertes de Fuad Shukr, un comandante de Hizbolá asesinado en Beirut por un ataque israelí, e Ismail Haniye, líder político de Hamás, asesinado en Teherán. Ambos ataques, aun no habiendo sido reconocidos por nadie, todavía muestran un sentimiento antiamericano y han devuelto a la mesa de debate la presencia de militares estadounidenses en Oriente Próximo.
Por su parte, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, declaró que Washington está involucrado en una intensa diplomacia con el mensaje claro de que todas las partes deben evitar la escalada y tomar medidas para reducir las tensiones.
El líder de Hizbolá, Hassan Nasrallah, dijo que el grupo respondería al asesinato de su comandante militar, sin importar la diplomacia internacional y “sin importar las consecuencias”.
Para “romper este ciclo”, Blinken indicó que se necesita un alto el fuego para poner fin a la guerra de 10 meses entre Israel y Hamás en Gaza, instando a las partes a aceptar un acuerdo.
EE.UU., junto con Qatar y Egipto, han estado buscando durante meses un acuerdo para asegurar la liberación de rehenes en Gaza y detener la guerra en la franja sitiada, lo cual es vital para poner fin a las hostilidades regionales que surgieron tras el ataque de Hamás del 7 de octubre.
Sin embargo, han tenido dificultades para lograr que las partes acepten un acuerdo, y los mediadores han advertido que el asesinato de Haniye, el principal negociador de Hamás, ha retrasado aún más las conversaciones.
Se teme que una fuerte represalia de Irán y Hizbolá desencadene una contra-respuesta israelí y acerque la región a una guerra total. Existen preocupaciones fundadas de que Irán pueda movilizar al llamado Eje de Resistencia, que incluye a los rebeldes hutíes en Yemen y milicias en Irak y Siria, además de Hizbolá y Hamás.
EE.UU. ha movido activos militares adicionales, incluyendo barcos de guerra y aviones de combate, a la región para ayudar a defender a Israel y como una muestra de disuasión. Pero existe el riesgo de que sus fuerzas se vean arrastradas al combate. Hay alrededor de 2,500 tropas estadounidenses en Irak y unas 900 en Siria, donde han sido parte de una coalición internacional que lucha contra el grupo yihadista ISIS.
Las milicias respaldadas por Irán han lanzado múltiples ataques con cohetes y drones contra fuerzas estadounidenses desde el ataque del 7 de octubre y la ofensiva de Israel en Gaza, que desencadenó una ola de hostilidades regionales.
Esos ataques disminuyeron en intensidad después de que EE.UU. lanzó ataques aéreos contra objetivos afiliados a Irán en Siria tras un ataque a una base estadounidense en la frontera entre Jordania y Siria que mató a tres soldados estadounidenses en enero. La base de Ain al-Assad ha sido atacada al menos dos veces en el último mes.
Los hutíes también han lanzado ataques contra buques de la marina estadounidense que han patrullado el Mar Rojo para prevenir los asaltos de los rebeldes yemeníes a embarcaciones comerciales en esta ruta clave de comercio marítimo.
Los líderes iraníes intensificaron sus amenazas contra Israel el lunes mientras la región se preparaba para la respuesta de la república islámica, con el presidente Masoud Pezeshkian advirtiendo que Teherán responderá «definitivamente» al asesinato de Haniye, a pesar de que Israel no ha confirmado ni negado su responsabilidad por el ataque.
Pezeshkian dijo que Irán no busca “expandir el alcance de la guerra” en la región, pero que Israel “definitivamente recibirá una respuesta por sus crímenes e insolencia”.
