Personas reunidas frente al hotel familiar en el que vivían las mujeres atacadas. Alfredo Martínez
El pasado lunes, la habitación 14 del hotel familiar de Olavarría 1621, en Barracas, fue el lugar en el que Justo Fernando Barrientos, de 68 años, decidió quemar a dos parejas de lesbianas que vivían dentro. Él dormía en una habitación de por medio, cuando se le ocurrió llenar una botella de combustible y encender el fuego. Ante los gritos, los vecinos de otros pisos corrieron para intentar sofocar las llamas, pero no pudieron. Mientras los cuerpos seguían ardiendo, los vecinos los arrastraron hasta el baño en busca de agua.
Esa misma madrugada falleció Pamela Cobbas, de 52 años, que según sus redes sociales tenía un hijo en Misiones. No se sabe mucho de ella, ningún familiar se acercó al hospital a reclamar el cuerpo. Dos días después, el miércoles, murió Mercedes Figueroa, que tenía el 90% del cuerpo quemado. Según los registros del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, habían estado en situación de calle y pedido un subsidio. Sofía Castro Riglos, de 49 años, sigue internada en el Hospital Penna. Allí también fue trasladada Andrea Amarante, con el 75% del cuerpo quemado, quien agonizó durante seis días y falleció el domingo pasado.
El hombre está detenido y acusado de homicidio y lesiones graves en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 14. Según testimonios de los vecinos a la Agencia Presentes, el hombre las había amenazado en Navidad y las discusiones eran frecuentes. Le molestaba su identidad de género y las llamaba ‘engendros’, ‘tortas’ o ‘gorda sucia’“. Luego del ataque Barrientos intentó suicidarse cortándose el cuello con un cuchillo y después buscó escapar por la terraza.
Es por eso por lo que mucha gente y asociaciones enmarcan el asesinato dentro de un crimen de odio por la condición de lesbianas de las mujeres, y apuntan a que esta situación de violencia se hace más fácil cuando se tiene acceso “a los medios masivos de comunicación hablan con total impunidad desde el odio”, apunta María Laura Olivier, secretaria General de la Comunidad Homosexual Argentina.
El vocero presidencial dice que no le gusta definirlo como “un atentado a determinado colectivo”
El vocero presidencial Manuel Adorni habló tras la muerte de Andrea Amarante, y sostuvo que “es injusto hablar solo de este episodio cuando la violencia es más abarcativa”. Y agregó: “Está mal, sea a quien sea”.
Asimismo, condenó “cualquier atentando que haya”, aunque evitó definirlo como un crimen contra la comunidad LGBT: “No me gusta definirlo como un atentado hacia un determinado grupo, colectivo, está mal, es terrible, repudiable, sea contra quien sea”, afirmó. “Que alguien tire una bomba molotov en este caso contra estas cuatro personas que podrían haber sido más… es repudiable”, continuó el funcionario, y agregó: “Lo que se puede hacer, bueno, nuestra política de seguridad es un tema integral que pasa tanto por el episodio como por cualquier otra cosa».