La Corriente Circular del Atlántico, más conocida como AMOC por sus siglas en inglés (Atlantic Meridional Overturning Circulation) es la responsable de transportar las aguas cálidas desde el Golfo de México hacia el norte, donde se enfrían y vuelven a sumergirse, creando un ciclo con un impacto a nivel global. Funciona como una bomba de calor y un disipador del mismo que la convierte en uno de los componentes más importantes del sistema climático de la Tierra.
En realidad, el debilitamiento de la AMOC como consecuencia del cambio climático se conoce desde hace décadas, y desde entonces miles de científicos estudian el fenómeno para tratar de dar con una fecha aproximada de cuándo se producirá el colapso definitivo, si continúan las tendencias actuales de emisiones y calentamiento global.
De hecho, el pasado mes de febrero, los científicos ya avisaban de que el colapso de la AMOC se estaba empezando a sentir. Fue un grupo de expertos del Instituto de Investigación Marina y Atmosférica de la Universidad de Utrecht quien alertaba de la detección de síntomas de colapso de las cada vez más debilitadas corrientes marinas del océano Atlántico. También, hace unos pocos Díaz, el secretario general de la ONU Antonio Guterres avisaba de que lo peor está cerca de ocurrir.
Algunos científicos avisan: el colapso podría producirse a partir de 2030
Hasta ahora, se creía que el colapso de la AMOC se produciría, como muy pronto, a lo largo de la década de 2050. Sin embargo, muchos investigadores ya están avisando de que podría producirse mucho antes, en concreto, en la década del 2030. Uno de los estudios que publica este dato es el de la Universidad de Copenhague y del Instituto Niels Bohr de Noruega, publicado en la revista Nature Communications.
En la misma línea se pronuncia Stefan Rahmstorf, jefe de análisis del sistema terrestre en el Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam, tras asistir a las discusiones de un grupo de científicos sobre el peligro de cambios abruptos en la circulación oceánica. El profesor señala que hay entre un 35% y un 45% de probabilidades de que la AMOC colapse en la década de 2030.
También Antonio Turiel, investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC: «Empieza a haber una convergencia en las diferentes investigaciones. Empieza a hacerse probable un colapso rápido de la AMOC. Quizá deberíamos comenzar a tomarnos en serio lo de nuestra supervivencia».
Empieza a haber una convergencia en las diferentes investigaciones. Empieza a hacerse probable un colapso rápido de la AMOC. Quizá deberíamos comenzar a tomarnos en serio lo de nuestra supervivencia https://t.co/aWwPKLWIcH
— Antonio Turiel (@amturiel) June 4, 2024
También los hay quienes son un poco escépticos a que el colapso de la AMOC se produzca en los próximos años. Por ejemplo, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en su último informe señaló que no preveía cambios abruptos en la circulación de la corriente AMOC.
¿Qué pasaría si colapsara?
Las consecuencias del colapso de la AMOC podrían ser catastróficos. De hecho, los científicos afirman que desencadenaría cambios drásticos en el clima y en los patrones meteorológicos. Los ecosistemas marinos se verían gravemente afectados y los eventos extremos se harían mucho más habituales. Los menos optimistas hablan incluso de “una glaciación catastrófica”.
Una helada de esta magnitud no solo afectaría el clima, sino también la agricultura, el suministro de agua, la infraestructura y la economía en general. Se estima que, en líneas generales, habría un descenso de las temperaturas de 3ºC por década, lo que convertiría Europa en un lugar «inhabitable».
Además, las ciudades que no están acostumbradas a condiciones invernales tendrían que adaptar sus infraestructuras para hacer frente a la nieve y el hielo, ya que, como indica Turiel, «desde Montpellier para arriba toda Europa quedaría sepultada bajo la nieve».
