El Gobierno de Bolivia logró neutralizar el supuesto intento de golpe de Estado militar liderado por el depuesto comandante general Juan José Zúñiga. Aunque, curiosamente, el presidente Luis Arce comenzó a denunciar este miércoles «movimientos irregulares» de soldados frente a la sede del Gobierno en La Paz.
Una intervención y anuncio desde el palacio
Horas después, desde un palacio gubernamental rodeado por golpistas y con una tanqueta irrumpiendo en una de sus puertas, el presidente Arce y su vicepresidente, David Choquehuanca, informaron al país sobre la expulsión de los militares, tras apenas horas de la supuesta sublevación.
Detención de Zúñiga y medidas de seguridad
Zúñiga, el comandante general destituido, fue detenido y trasladado a una celda en la sede de la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen. La detención ocurrió a las 19:00 horas locales, cuando salía del Estado Mayor de Bolivia tras liderar a los militares que irrumpieron con tanques en la sede del Ejecutivo en La Paz. Se le acusa de «intento de golpe de Estado» contra el Gobierno de Arce.
La fiscalía general emitió una «alerta migratoria» para evitar que abandonara el país y anunció una «investigación penal» contra él y los militares involucrados en la movilización «irregular».
Justificación y acusaciones del jefe militar
Tras su detención, Zúñiga alegó que el presidente Arce le ordenó sacar los «blindados» a la calle para aumentar su popularidad. «Me reuní con el presidente y me dijo que la situación estaba muy complicada, que esta semana sería crítica y era necesario algo para levantar su popularidad«, afirmó.
Respuesta del Gobierno y llamada a la defensa de la democracia
Antes de relevar a toda la Cúpula de las Fuerzas Armadas, Arce se enfrentó a Zúñiga en la puerta de la Casa Grande del Pueblo, ordenándole «replegar» a los militares. Durante el intento de golpe, el Gobierno se mantuvo en la Casa Grande para «enfrentar todo intento golpista» y llamó al pueblo boliviano a «movilizarse y organizarse contra el golpe».
Apoyo popular y abandono de los militares
Minutos después de que Arce nombrara a los nuevos comandantes del Ejército, los militares abandonaron el centro de La Paz. El personal militar que se había unido al ataque comenzó a replegarse a los cuarteles cuando el comandante José Wilson Sánchez, sucesor de Zúñiga, ordenó restablecer el orden, sin ninguna consecuencia aparente.
Tras la retirada de los tanques, la ciudadanía entonó el himno nacional en las inmediaciones de la Plaza Murillo. «Estamos en la calle para defender el proceso de cambio, para defender la democracia y decirle al presidente Luis Arce que no está solo«, declaró un manifestante.
Por su parte, el presidente agradeció al pueblo de Bolivia y a la comunidad internacional por su rechazo al «intento golpista». «Saludamos y expresamos nuestro más sincero agradecimiento a nuestras organizaciones sociales y a todo el pueblo boliviano«, declaró.