Este viernes se culminó la selección de los cinco integrantes suplentes del jurado, completando así el equipo de 12 miembros titulares y seis reemplazos. Estos progresos afirman los planes del juez Juan Merchan para comenzar los argumentos iniciales de las partes el próximo lunes. El proceso de selección del jurado popular encargado de juzgar a Donald Trump por el supuesto pago de un soborno a una actriz de cine para silenciar una relación extramatrimonial, el primer juicio de los cuatro procesos penales que enfrenta el expresidente, duró apenas una semana, la mitad del tiempo previsto a pesar de un comienzo lento el lunes, con más de la mitad de los convocados (todos residentes de Manhattan) excluyéndose debido a dudas sobre su imparcialidad, y algunas bajas registradas, incluyendo la de dos jurados titulares desestimados el jueves por diferentes motivos.
El jueves se completó la selección de doce ciudadanos de Nueva York, junto con el primer suplente, para conformar el jurado en el caso titulado «El pueblo contra Trump«. En este caso, el ex presidente y actual candidato republicano para la reelección en noviembre enfrenta cargos por 34 delitos relacionados con la manipulación de registros contables de su empresa, en un intento por encubrir un pago destinado a mantener en secreto un escándalo sexual durante la campaña electoral de 2016 con la actriz pornográfica Stormy Daniels.
Los problemas de la selección del jurado
A pesar de la celeridad, la formación del jurado ha sido un camino accidentado, con abundantes deserciones voluntarias. Durante el proceso, varios candidatos a jurado compartieron aspectos personales ante el tribunal este viernes. Una mujer se quebró al hablar sobre una condena previa en prisión en otro estado. Otra se sintió abrumada por los nervios mientras respondía desde el estrado a las preguntas del cuestionario de idoneidad.
«Esto es mucho más estresante de lo que imaginaba«, expresó. Ambas admitieron no sentirse capacitadas para cumplir con el rol esperado de un jurado y fueron descartadas. Este patrón se repitió entre muchos de los casi 500 aspirantes, seleccionados entre los adultos residentes en Manhattan, sede tanto de la fiscalía que lleva el caso como del tribunal penal. Aunque el juicio sigue los procedimientos habituales, la figura polarizadora de Trump lo convierte en un proceso excepcional, único en su clase e histórico.