Imagen: La presidenta del Banco Central Europeo (BCE) I AFP
“La estamos rompiendo el cuello a la inflación”, declaró Christine Lagarde tras la reunión de octubre del Banco Central Europeo (BCE). Con una inflación del 1,7%, incluso por debajo del objetivo del 2%, la presidenta celebró la estabilización de los precios. Sin embargo, economistas coinciden en que este logro se debe más a la caída de los precios energéticos que a las decisiones de Fráncfort. “Es difícil separar cuánto fue gracias al BCE y cuánto por el desplome energético, pero la mayor parte de la caída proviene de este último factor”, asegura Lorenzo Codogno, exsecretario del Tesoro italiano.
La política monetaria en acción
A pesar de ello, el aumento de los tipos de interés jugó un papel clave para evitar efectos secundarios, como una espiral de precios y salarios. Según Codogno, el BCE se vio obligado a reaccionar para frenar la demanda interna mediante un endurecimiento acelerado de las tasas. No obstante, medir el impacto exacto de estas medidas no es sencillo. Por ejemplo, un informe del Banco de España estimó que el endurecimiento iniciado en 2022 redujo la inflación en dos décimas ese año, con mayores efectos previstos para 2023 y 2024, debido al retraso habitual en el impacto de las subidas de tipos, que suele tomar entre 18 y 24 meses.
Los méritos que reivindica el BCE
El BCE no ha dudado en atribuirse parte del éxito. Philip Lane, economista jefe de la institución, argumentó que, sin el cambio de política iniciado en 2021, las expectativas inflacionistas habrían escapado de control. Ángel Talavera, economista de Oxford Economics, coincide en que estabilizar estas expectativas fue el mayor logro del BCE. “Si las empresas y los trabajadores esperan una inflación del 3% o 4%, eso se reflejará en precios y salarios, perpetuando un ciclo inflacionario elevado”, señala.
Impactos indirectos y enfriamiento económico
Las subidas de tipos han afectado a la economía a través de varias vías: el encarecimiento de hipotecas y créditos, el aumento de la rentabilidad del ahorro, y la contención de precios en activos como la vivienda. Según Raymond Torres, de Funcas, estas medidas han elevado las tasas de ahorro, reduciendo el consumo privado y la inversión. Además, los tipos han evitado una depreciación del euro frente al dólar, que habría encarecido las importaciones de productos clave como el gas y el petróleo.
El papel de las fuerzas externas
A pesar de estos impactos, muchos expertos consideran que las circunstancias globales han sido determinantes en la moderación de la inflación. Charles Goodhart, exasesor del Banco de Inglaterra, atribuye la desinflación a la caída de los precios energéticos y a la normalización de las cadenas de suministro, factores externos al control del BCE. Ignacio de la Torre, economista jefe de Arcano Economic Research, añade que el cambio en los patrones de consumo tras la pandemia también ha ayudado a estabilizar los precios.