Imagen: Simpatizantes de Hizbulá durante el funeral de dos comandantes del grupo libanés, Ibrahim Aqily Mahmoud Hamad, muertos en un ataque aéreo israelí contra un edificio residencial en el suburbio meridional de Beirut. Oliver Marsden / Getty Images
Israel tiene uno de los ejércitos más numerosos con respecto a su población, que no llega a los 10 millones de habitantes: casi 170.000 militares en activo. Por poner las cifras en contexto, España, con casi 49 millones, tenía en 2022 menos de 117.000, según los datos oficiales. Al Ejército de Israel cabe sumarle 465.000 reservistas que pueden ser convocados en caso de guerra, de los que 360.000 han sido llamados ya a filas en los casi 12 meses que dura la guerra de Gaza.
Por su parte, aunque la capacidad militar del partido-milicia chií libanés Hizbulá no puede compararse ni de lejos con la de las Fuerzas Armadas israelíes, los datos sobre su arsenal dan una idea de por qué los expertos consideran que esta milicia es el actor no estatal mejor armado del mundo. En sus depósitos, atesora misiles de medio y largo alcance, capaces de impactar en todo el territorio israelí e infraestructuras vitales.
Combatientes
El líder de Hizbulá Hasan Nasralá elevó recientemente a 100.000 sus combatientes, una cifra que las cancillerías reducen a menos de la mitad. Según un informe del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales, “cuenta con unos 30.000 combatientes en activo y hasta 20.000 de reserva, y sus fuerzas consisten principalmente en infantería ligera, que históricamente ha sido entrenada y construida para el sigilo, la movilidad y la autonomía”.
Los milicianos tienen una larga experiencia en guerra de guerrillas y en combate urbano. Además, subraya el CSIS, la experiencia del grupo “luchando en apoyo de Bachar el Asad en Siria durante la última década le ha dado acceso a capacidades y competencias utilizadas por los ejércitos convencionales”.
Pese a ello, Hizbulá ha perdido desde octubre de 2023 mandos y cientos de milicianos. A ellos se sumaron la semana pasada unos 1.500 militantes heridos, según una fuente de la milicia citada por Reuters, por las explosiones de más de 5.000 buscas y walkie-talkies.
Artillería
Según los cálculos de diferentes fuentes, Hizbulá dispone de entre 120.000 y 200.000 cohetes y misiles, la mayor parte de ellos pequeños cohetes de artillería tierra-tierra no guiados y que se transportan fácilmente, entre los que destacan los Katyusha, profusamente utilizados en la guerra de 2006, y suministrados principalmente por Irán.
Hezbolá ha accedido también a tanques de fabricación rusa, como los T-72, gracias a su implicación en la guerra de Siria. Sin embargo, no está claro que los milicianos estén formados para usarlos ni repararlos. Los tanques serían además un objetivo fácil para los sofisticados aviones de combate y drones israelíes.
Disponen de drones
El principal suministrador de armas del grupo chií, Irán, le ha proporcionado el grueso de los aparatos no tripulados que utiliza, del tipo Ayoub (Shahed-129), Mirsad 1 y 2 y Karrar, entre otros. En sus depósitos hay drones con cuatro hélices comerciales (cuadricópteros), y otros con capacidad de vigilancia y ataque, recalca el CSIS. Los operadores de estos aparatos han sido entrenados por la fuerza Quds, el brazo regional del ejército paralelo de Irán, la Guardia Revolucionaria.
Defensa antiaérea
Hezbolá utiliza unos misiles antitanques, bautizados como Thar Allah, diseñados específicamente para superar el sistema de protección de los tanques Merkava israelíes. La milicia también instala “misiles antitanques Kornet en vehículos todoterreno”, apunta el informe del CSIS.