En la primera vuelta de las elecciones, Masoud Pezeshkian recibió el 42.5% de los votos, seguido de cerca por Saeed Jalili con el 38.6%. La participación electoral fue del 40%, la más baja desde la revolución islámica de 1979, reflejando una creciente apatía entre los votantes iraníes hacia un sistema electoral percibido como limitado y preseleccionado por el Consejo de Guardianes.
Este órgano, compuesto por 12 miembros, descalificó a numerosos candidatos reformistas y moderados antes de las elecciones, limitando significativamente las opciones disponibles para los votantes.
Candidatos
Masoud Pezeshkian: Con una carrera política que incluye su papel como ministro de Salud durante la presidencia de Mohammad Khatami, Pezeshkian se ha destacado por su postura reformista y su defensa de los derechos civiles. Ganó prominencia por su crítica a la represión durante las protestas de 2009 y su oposición a la violencia policial en incidentes más recientes. Además, ha expresado disposición para seguir las directrices del Líder Supremo en política exterior, lo que lo posiciona como un candidato moderado con potencial para abrir el diálogo con Occidente.
Saeed Jalili: Como exnegociador nuclear y cercano asesor de seguridad del Líder Supremo Ali Jamenei, Jalili representa una línea dura en la política iraní. Es conocido por su resistencia hacia Occidente y su enfoque intransigente en las negociaciones nucleares, donde se opuso a concesiones significativas. Su retórica nacionalista y su historial como soldado del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) durante la guerra con Irak lo han consolidado como un candidato de línea dura que promueve la autosuficiencia y la resistencia frente a las presiones internacionales.
La segunda vuelta entre Pezeshkian y Jalili seran determinantes para el destino político interno de Irán y para sus relaciones internacionales. Un triunfo de Pezeshkian podría suavizar las tensiones con Occidente y potencialmente facilitar la reanudación de las negociaciones sobre el acuerdo nuclear de 2015, lo cual es fundamental para la economía iraní y su estatus geopolítico regional. Por otro lado, una victoria de Jalili podría reforzar la postura confrontacional de Irán, complicando cualquier intento de diálogo y negociación.
Irán enfrenta una serie de desafíos económicos, incluyendo una economía afectada por décadas de sanciones internacionales, alta inflación y una moneda debilitada. La elección del próximo presidente iraní será primordial para abordar estos problemas internos mientras maneja las crecientes tensiones regionales, incluyendo las disputas con Israel y las dinámicas en el Golfo Pérsico.