El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció el 20 de septiembre que el país tiene «los fusiles pulidos» en referencia a las amenazas que percibe contra su gobierno, haciendo alusión a la campaña «Ya Casi Venezuela». Esta campaña, impulsada por el empresario estadounidense Erik Prince, ha generado especulaciones debido a la cuenta regresiva que aparece en sus redes sociales, lo que Maduro interpretó como una posible invasión. Sin embargo, la campaña no ha proporcionado detalles claros sobre sus objetivos, y se define vagamente como “un movimiento que cambiará el rumbo de Venezuela”.
Maduro destacó que la resistencia del pueblo venezolano no es solo física, sino espiritual, afirmando que «la mayor resistencia está en el campo de la espiritualidad de la autoafirmación venezolanista». Su discurso agudiza la crisis política y social, en el que su gobierno enfrenta por la falta de reconocimiento por parte de varios países que cuestionan la legitimidad de las elecciones presidenciales del 28 de julio, señaladas por presuntas irregularidades.
En el plano diplomático, Maduro reveló que mantuvo una conversación telefónica de 15 minutos con António Guterres, secretario general de la ONU. Durante el diálogo, Guterres expresó su preocupación por la violencia poselectoral en Venezuela y por las denuncias de violaciones de derechos humanos. Según Stéphane Dujarric, portavoz de Guterres, el secretario general subrayó la importancia de encontrar una solución a la crisis a través de un «diálogo genuino e inclusivo». Por su parte, Maduro aseguró que habló «de manera clara y franca» sobre su visión de la situación en Venezuela, lo que fue recogido por Guterres sin ofrecer una respuesta inmediata.
Maduro también mencionó una reunión programada con Gianluca Rampolla, coordinador residente humanitario de la ONU en Venezuela, a quien planeaba «nutrir» con información sobre las supuestas amenazas de agresión por parte de Estados Unidos. Este encuentro fue descrito por la presidencia venezolana como «cordial», destacando el «buen entendimiento» entre el gobierno y los organismos internacionales como la ONU.
En su discurso, Maduro también aprovechó para lanzar críticas al neofascismo en Europa, específicamente en España, refiriéndose al avance de movimientos políticos de derecha que, según él, ponen en peligro la democracia. Además, mencionó al presidente argentino Javier Milei, a quien acusó de resentirse por la felicidad del pueblo venezolano. En un tono menos político, Maduro anunció que las festividades navideñas comenzarán el 1 de octubre y ordenó al ministro de Educación, Héctor Rodríguez, que se priorice la compra de artesanías y juguetes hechos en Venezuela para las celebraciones.
Este conjunto de declaraciones refleja tanto las preocupaciones de Maduro por las amenazas externas y la presión internacional como su intento de reforzar su imagen de resistencia y soberanía dentro del país.
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