El fiscal del distrito de Manhattan, Alvin Bragg, ha sido blanco de una oleada de amenazas de muerte y mensajes de acoso desde que su oficina obtuvo la condena del expresidente Donald Trump por 34 delitos graves de falsificación documental. Este caso ha exacerbado las tensiones políticas ya inflamadas en Estados Unidos, manifestándose en actos violentos y amenazadores dirigidos hacia Bragg.
Según informes del Daily News, Bragg ha recibido más de cien mensajes llenos de insultos despectivos como «violador» y términos racialmente cargados como «gorila» y «primate». Además, se reportó la llegada de un paquete desde Portland (Oregón) a la campaña de Bragg, conteniendo una imagen perturbadora de una soga junto con un recorte de su cabeza. Estos incidentes han sido remitidos al departamento de seguridad de la Policía de Nueva York para una investigación exhaustiva.
Las amenazas no son nuevas para Bragg, quien ya había enfrentado hostilidades durante las siete semanas del juicio contra Trump. Desde el inicio del proceso judicial, tanto el expresidente Trump como sus seguidores en el Partido Republicano han desatado una campaña agresiva contra Bragg y el juez encargado del caso, Juan Merchan.
El 30 de mayo, Trump se convirtió en el primer expresidente en ser condenado por un delito, específicamente por falsificar registros comerciales para ocultar un ‘affaire’ con la actriz porno Stormy Daniels y proteger así su campaña electoral de 2016.
Las autoridades locales han respondido con seriedad a estas amenazas, aumentando las medidas de seguridad alrededor de Bragg y otros involucrados en el caso. Sin embargo, el incidente resalta los riesgos personales para los funcionarios públicos que trabajan en casos de alto perfil.