En los últimos días, los líderes musulmanes en el Reino Unido han expresado su creciente preocupación por los ataques a mezquitas y la violencia asociada. Estos disturbios comenzaron tras un trágico apuñalamiento que resultó en la muerte de tres niñas el lunes en Southport, en el noroeste de Inglaterra. Rumores infundados sobre la religión y nacionalidad del sospechoso han exacerbado la situación, convirtiendo varios lugares de culto en objetivos de agresiones.
Disturbios en Sunderland y Southport
El viernes por la tarde, disturbios en Sunderland, en el noreste de Inglaterra, incluyeron cánticos islamófobos y enfrentamientos entre manifestantes y la policía frente a una mezquita local. Asimismo, el martes, un grupo de cientos de personas, vinculadas al movimiento de extrema derecha Liga de Defensa Inglesa, atacó una mezquita en Southport, resultando en choques con las autoridades.
Aumento de la seguridad y reuniones comunitarias
En respuesta a los ataques, el Consejo Musulmán de Gran Bretaña (MCB) celebró una reunión para discutir la seguridad en las mezquitas. La secretaria general del MCB, Zara Mohammed, informó que algunos líderes de mezquitas han recibido amenazas directas. Debido a la falta de recursos para seguridad adicional, la comunidad se encuentra en una situación de vulnerabilidad.
La empresa Mosque Security ha recibido solicitudes de más de 100 mezquitas para asistencia, dado el aumento de amenazas. En Liverpool, la mezquita Abdullah Quilliam recibió el apoyo de residentes no musulmanes que acudieron a proteger el edificio después de que circularan rumores de posibles ataques.
Condena del Primer Ministro
El primer ministro británico, Keir Starmer, condenó los disturbios violentos provocados por la derecha radical y prometió una rápida acción judicial contra los responsables. En una declaración, Starmer calificó los ataques como violencia de extrema derecha y aseguró que su gobierno está decidido a mantener las calles seguras y llevar a los alborotadores ante la justicia.
Continúan las protestas por el país
Durante el fin de semana, las manifestaciones se extendieron a ciudades como Liverpool, Bristol, Hull y Manchester, resultando en más de 90 arrestos y varios agentes heridos. Los disturbios han incluido ataques a la policía con piedras, latas, botellas y sillas, así como actos de vandalismo y violencia indiscriminada. Esta serie de eventos ha puesto de manifiesto la tensión creciente en el Reino Unido y la necesidad de una respuesta eficaz para garantizar la seguridad de todas las comunidades.