China ha intensificado su campaña anticorrupción en el ámbito militar con la expulsión de dos exministros de Defensa, Li Shangfu y Wei Fenghe, del Partido Comunista, según informes de CCTV. Estas acciones por parte del gobierno chino busca fortalecer la disciplina y la integridad dentro de sus fuerzas armadas, el Ejército Popular de Liberación (EPL).
Li Shangfu, quien fue destituido en octubre del año pasado tras una misteriosa desaparición pública, enfrenta acusaciones graves que incluyen violaciones a la disciplina del partido y la ley. Según CCTV, se le acusa de resistirse a la investigación, buscar beneficios personales a través de sobornos significativos, y traicionar los principios del Partido Comunista y las fuerzas armadas chinas. Esto habría causado un daño considerable al ambiente político y al sector de equipamiento militar del país.
Wei Fenghe, predecesor de Li como ministro de Defensa desde 2018 hasta 2023, también ha sido acusado de corrupción y violaciones a la disciplina política y organizativa. Ambos casos han sido remitidos a la fiscalía militar para su enjuiciamiento, y han sido despojados de sus rangos militares, reflejando la severidad de las acusaciones en su contra.
Estas expulsiones son parte de una serie de purgas dentro de las filas militares y del complejo militar-industrial chino, que han visto la destitución de varios altos mandos desde el verano pasado. La Fuerza de Cohetes del EPL, responsable de supervisar los misiles nucleares y balísticos de China, ha sido particularmente focalizada en esta campaña, resaltando la importancia estratégica que tiene para el país garantizar la integridad y la eficacia de su defensa nacional.
Estas medidas son vistas como un esfuerzo del presidente Xi Jinping para mantener la cohesión y la lealtad dentro de las fuerzas armadas mientras China avanza en su objetivo de modernizar y fortalecer su capacidad militar. Xi ha hecho de la erradicación de la corrupción una prioridad desde que asumió el poder en 2012, y las purgas recientes definen que esta campaña está lejos de concluir.