El miércoles pasado, un alto clérigo musulmán de la república rusa de Daguestán anunció una prohibición temporal del niqab, un velo que cubre todo el rostro y que algunas mujeres musulmanas utilizan. Esta medida se implementa como parte de las estrategias de seguridad tras los ataques mortales ocurridos el mes pasado en la región de Daguestán.
El 23 de junio, hombres armados perpetraron ataques coordinados en dos iglesias, dos sinagogas y un puesto de control policial en dos ciudades de Daguestán, una región situada en el Cáucaso Norte, resultando en la muerte de 22 personas.
La motivación para esta medida resultó de uno de los informes, en el que se indica que uno de los atacantes planeaba escapar usando un niqab, lo que ha desatado un debate sobre la prohibición de esta prenda en la región.
“El muftí anuncia una prohibición temporal del uso de niqabs hasta que se eliminen las amenazas identificadas”, declaró Abdullah Salimov, el submuftí de Daguestán, en un comunicado.
Salimov explicó que la prohibición se basaba en una recomendación de la administración de Daguestán en relación con “informes sobre la amenaza existente para la seguridad de la población de la república.”
Akhmed Abdulayev, el clérigo musulmán principal de Daguestán, había prometido emitir un decreto religioso, o fatua, para prohibir el uso del niqab. Abdulayev afirmó que la medida estaría vigente hasta que “la paz y la calma fueran restauradas en la región” e instó a los hombres que no desean que los rostros de sus esposas sean vistos en público a mantenerlas en casa como medida de protección.
Rusia ha tenido una relación conflictiva con respecto al uso de pañuelos y velos por parte de las niñas y mujeres musulmanas, incluso antes de los ataques del 23 de junio. En Rusia, viven aproximadamente 20 millones de musulmanes, que constituyen la segunda minoría religiosa más grande del país y representan alrededor del 14% de la población total; sin embargo, un alto porcentaje de la población rusa que no pertenece a esta religión ve el uso del pañuelo como peligroso, bien por rechazo hacia los musulmanes, bien como un ataque para la igualdad de la mujer.
Sumado a las tensiones religiosas en Rusia, este incidente pone de manifiesto la situación de desconfianza en Daguestán, una región que ha sido escenario de conflictos y violencia durante años. Las autoridades están en alerta máxima y buscan implementar medidas de seguridad para prevenir futuros ataques.
La comunidad musulmana en Daguestán y en el resto de Rusia se encuentra en un momento crítico, enfrentando desafíos tanto internos como externos. La decisión de prohibir el niqab, aunque temporal, ha generado un debate sobre la seguridad, la libertad religiosa y los derechos de las mujeres en una sociedad diversa y en constante cambio; todo ello sin que Rusia sea el mayor exponente de libertad o igualdad para las mujeres en ningún caso.
