Imagen: Manifestantes de derecha participan en una protesta tras un ataque con puñaladas en el barrio de Sheikh Jarrah, a 8 de diciembre de 2021 en Jerusalén. Ilia Yefimovich/ DPA
Medio millar de israelíes de todas las edades han acampado a las puertas de Gaza, que consideran parte de su tierra prometida, para reclamar ocupar la Franja y expulsar a sus habitantes con un discurso supremacista. Cuentan con el apoyo del Gobierno de Israel, ya que varios ministros han visitado la acampada esta tarde del lunes. Entre ellos, los de Seguridad Nacional y Finanzas, Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich, respectivamente.
Los asistentes al acto a favor de la ocupación israelí de la Franja cuentan además con la protección del ejército y de la policía. “En menos de un año, veréis cómo los judíos vienen a Gaza y cómo los árabes desaparecen”, asegura, entre la amenaza y el triunfalismo, Daniella Weiss, de 79 años y la líder más conocida del movimiento colono israelí, bajo una de las carpas levantadas a unos 3,5 kilómetros de la verja fronteriza con Gaza, en unas declaraciones recogidas por El País.
Según sostiene Weiss, el 7 de octubre de 2023, cuando la milicia Hamás asaltó Israel para llevar a cabo la matanza que dejó 1.200 muertos, ese día los habitantes de Gaza perdieron el derecho a permanecer allí. La misma líder fue sancionada por Canadá el pasado junio por “facilitar, apoyar o financiar” la violencia de radicales judíos contra civiles palestinos en Cisjordania.
Desde la acampada, se pueden observar los edificios de la Franja, que son objetivo de los bombardeos desde hace más de un año. El Ejército israelí mantiene estos días una dura ofensiva, especialmente en la zona norte, donde al menos 32 personas han muerto este lunes en los bombardeos en Gaza, entre ellos, sobre una escuela de la ONU donde se refugian cientos de ciudadanos desplazados.
Visitas en barco a la Franja para ver la destrucción en directo
Weiss ha llegado a organizar durante esta contienda visitar en barco a la costa de la Franja entre sus adeptos para observar la devastación de la guerra. “Rezo para poder disfrutar pronto del placer de la costa de Gaza”, afirma mientras habla sin ambages de una limpieza étnica de la Franja. Alrededor, los más pequeños asisten a talleres de manualidades o con animales domésticos mientras comen palomitas, perritos calientes y algodón dulce que les ofrecen en diferentes puestos.
Algunos participantes en la iniciativa, promovida por grupos ultraderechistas y ultranacionalistas, son antiguos colonos de la Franja, donde hubo asentamientos judíos hasta 2005, cuando el entonces primer ministro Ariel Sharon ordenó la evacuación de civiles y de militares. Desde entonces se han sucedido varias guerras en ese escenario, pero ninguna como la actual, con más de 42.500 palestinos muertos.
Weiss presume de que ya han creado “más de 330 asentamientos en Judea y Samaria [como se refiere Israel a Cisjordania] y los Altos del Golán”, zona siria ocupada por el Estado judío. Esa es la experiencia sobre la que asientan su deseo de “hacer lo mismo aquí en Gaza […]. Los árabes han perdido su derecho de permanecer en este lugar sagrado”, insiste. Y para ello, reconoce, cuentan con apoyo político. En los últimos meses, dice que la han llamado amigos para que les reserve parcelas en la playa.