Donald Trump no solo se ha proclamado como vencedor de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, sino que ha consolidado su triunfo asegurando una victoria en todos los estados bisagra de este ciclo electoral. Con la reciente victoria en Arizona, el magnate republicano ha alcanzado los 312 votos electorales, superando cómodamente los 270 necesarios para asegurar la presidencia y dejando atrás a su contrincante, la vicepresidenta demócrata Kamala Harris, quien sumó un total de 226 votos.
Arizona
La cadena CNN y la agencia Associated Press confirmaron el sábado que Trump había asegurado los 11 votos electorales de Arizona, uno de los estados más disputados en esta contienda. Este resultado finaliza un proceso en el cual el republicano aseguró también otros estados clave, como Wisconsin, Míchigan, Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte y Nevada. Estas victorias subrayan su éxito en la estrategia de recuperación de los “estados péndulo”, consolidando su regreso al poder tras la derrota en 2020 ante Joe Biden.
La victoria en Arizona es especialmente significativa para Trump, pues este estado le había sido esquivo en los comicios anteriores. En 2020, Biden ganó en Arizona por un margen mínimo de 10,457 votos, uno de los márgenes más ajustados en esa elección. Sin embargo, los cuatro años transcurridos entre ambas elecciones estuvieron marcados por la persistencia de teorías conspirativas promovidas por el propio Trump sobre un supuesto amaño electoral. Arizona, con el condado de Maricopa como epicentro de estas acusaciones, fue el escenario en el cual el exmandatario buscó redirigir la narrativa a su favor.
Arizona es un estado ubicado en el “Cinturón del Sol”, una región que ha experimentado un crecimiento significativo en población y en diversidad demográfica en los últimos años. Aunque históricamente republicano, el estado había comenzado a mostrar indicios de cambio, en particular debido al aumento en el número de votantes latinos y la presencia de divisiones internas entre los republicanos locales.
La tendencia hacia los demócratas se evidenció de manera más pronunciada tras la derrota de Trump en 2020, cuando los demócratas lograron consolidar el poder en el estado. Katie Hobbs, demócrata, se convirtió en gobernadora de Arizona, y el partido logró ocupar importantes escaños a nivel estatal, incluidos dos senadores. A pesar de estos logros, los demócratas no pudieron capitalizar del todo esta ventaja en la elección reciente.
Tanto Trump como Harris comprendieron la importancia estratégica de Arizona en estas elecciones. Durante la campaña, ambos candidatos visitaron la frontera con México, en un intento por conectar con los votantes y resaltar sus respectivas posturas en torno a la inmigración y la seguridad. Este tema es de especial relevancia para los votantes de Arizona, que ven de cerca los impactos y desafíos que representa ser un estado fronterizo.
Con una ligera ventaja en las encuestas y, en última instancia, una sólida victoria en las urnas, Trump demostró su capacidad de recuperar un terreno que se había vuelto cada vez más incierto para los republicanos en la última década. La victoria en Arizona, junto con el dominio en otros estados cruciales, no solo le permitió recuperar una posición favorable en el mapa electoral, sino que también reafirmó su popularidad y el impacto de su retórica en sectores clave del electorado.