El primer ministro polaco, Donald Tusk, ha anunciado este sábado su intención de suspender temporalmente el derecho de asilo en Polonia como parte de una nueva estrategia para combatir la inmigración ilegal. En su discurso dirigido a los participantes de la convención de su partido, la Coalición Cívica, en Varsovia, Tusk dejó claro que su gobierno está dispuesto a adoptar medidas para «recuperar el control» de las fronteras del país.
Nueva estrategia migratoria
Tusk, quien presidió el Consejo Europeo de 2014 a 2019, señaló que uno de los pilares de la estrategia migratoria que presentará este martes será la suspensión territorial del derecho de asilo. Según el mandatario, esta medida es clave para garantizar la seguridad de los polacos y frenar el flujo migratorio que llega a través de Bielorrusia. “Tenemos que recuperar el 100% del control de quién puede y quién no puede entrar en Polonia”, afirmó Tusk en su discurso.
El primer ministro polaco también subrayó que no permitirá que ninguna «idea europea» comprometa la seguridad de Polonia. Refiriéndose al Pacto sobre Migración de la Unión Europea, Tusk fue claro al manifestar que no implementará ninguna norma que perjudique los intereses del país en cuanto a control fronterizo. “Nadie me convencerá ni me obligará a cambiar de opinión. Seré implacable con la inmigración ilegal y sólo respetaremos las leyes europeas de inmigración que apoyen nuestra seguridad”, agregó.
El contexto que rodea esta crisis migratoria se ha complicado desde 2021, cuando Varsovia acusó al gobierno de Bielorrusia, liderado por Aleksandr Lukashenko, de utilizar a los migrantes como parte de una “guerra híbrida” para desestabilizar Polonia y, por extensión, la Unión Europea. Según Varsovia, Minsk, con el apoyo de Moscú, estaría facilitando el tránsito de migrantes provenientes de África, Asia y Oriente Próximo hacia Polonia a través de la frontera bielorrusa. Muchos de estos migrantes poseen visados rusos, lo que refuerza las acusaciones de que el Kremlin también está involucrado en esta táctica desestabilizadora. De hecho, Finlandia ha realizado denuncias similares contra Rusia en el último año.
Polonia ha cerrado completamente su frontera con Bielorrusia y la ha fortificado con miles de policías, soldados y guardias fronterizos. En la frontera se han visto enfrentamientos y dificultades humanitarias, ya que decenas de miles de migrantes intentan cruzar de manera ilegal. Ante esta situación, Tusk ha reiterado que el derecho de asilo seguirá vigente para aquellos que realmente sean perseguidos, pero siempre y cuando cumplan con los procedimientos y leyes del país. “Cualquiera que sea perseguido podrá venir a Polonia. Con la única condición de que cumpla todos los procedimientos, leyes y normas de Polonia”, aseguró.
El anuncio de la posible suspensión del derecho de asilo coloca a Polonia en una situación de confrontación con las instituciones europeas. El Pacto sobre Migración que Bruselas ha promovido busca una distribución más equitativa de los migrantes entre los Estados miembros, además de reforzar los mecanismos de asilo para los solicitantes que huyen de persecuciones. Sin embargo, la postura de Tusk refleja el creciente rechazo de algunos gobiernos de Europa Central y del Este hacia este tipo de políticas.
Para Tusk, la inmigración ilegal no es simplemente un problema demográfico, sino una cuestión de seguridad nacional. Al acusar a Bielorrusia y Rusia de usar a los migrantes como un arma, el mandatario pone el foco en un escenario de tensión geopolítica que involucra no solo a Polonia, sino también a toda la Unión Europea
La Unión Europea, que ha abogado por una respuesta solidaria y cooperativa a la crisis migratoria, probablemente verá con preocupación la postura de Tusk, pues podría desencadenar una oleada de políticas restrictivas similares en otros países. Sin embargo, aún está por verse cómo responderán las autoridades de Bruselas ante este mensaje directo a sus principios y acuerdos en materia de migración y asilo.