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El Ejército ruso se retiró hace dos años de las zonas ocupadas en las regiones del norte de Ucrania después de no lograr capturar rápidamente la capital, Kyiv. Sin embargo, el regreso de la normalidad para los ucranianos fue efímero. Pronto se hizo evidente la magnitud de los crímenes contra la población civil cometidos por las fuerzas de ocupación.
Fosas comunes en las ciudades
Las tropas ucranianas que entraron encontraron decenas de cadáveres de civiles con heridas de bala esparcidos por la antes apacible ciudad de Bucha. Descubrieron fosas comunes en toda la zona, con hombres y mujeres en su interior. Autos quemados y restos calcinados de familias enteras que intentaban huir evidenciaban la brutalidad de los soldados rusos, quienes, sin piedad, estaban acabando con todos aquellos que transitaban por una de las principales carreteras del país. En la región de Kyiv, parcialmente ocupada durante aproximadamente un mes, más de 1.200 civiles han sido encontrados muertos y más de cien siguen desaparecidos.
Asesinatos masivos en las zonas ocupadas
Desde entonces, miles de investigadores, defensores de los derechos humanos y periodistas han recopilado una abrumadora cantidad de pruebas que confirman que el asesinato masivo en Bucha y otras áreas del norte de Ucrania no fue un hecho aislado. «La forma en que actuaron los militares rusos, ya sea en Bucha, Borodyanka o Irpin, fue consecuencia de la política general de Rusia contra la población civil«, ha afirmado Olga Reshetilova, de la ONG Media Initiative for Human Rights.
Violaciones de los derechos humanos
Los investigadores han observado el mismo modus operandi en todas las regiones que estuvieron ocupadas durante algún tiempo o que permanecen bajo control ruso. Las acciones del Ejército ruso constituyen «tortura generalizada y sistemática», concluye un informe publicado recientemente por la Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre Ucrania, presentado al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
El informe documenta también numerosos casos de violencia sexual, evidenciando la barbarie perpetrada por las fuerzas rusas. Por ejemplo, en 2022, una mujer de 50 años fue interrogada en comisaría, donde la golpearon, la estrangularon con un alambre y la intentaron asfixiar con una bolsa de plástico. Además, la desnudaron y la tocaron. Tras trasladarla de lugar, la volvieron a desnudar, la golpearon y la violaron con un palo.