El Partido Laborista ha obtenido una victoria contundente en las elecciones generales del Reino Unido, con Keir Starmer a punto de asumir el cargo de primer ministro tras 14 años de gobierno conservador. Según las encuestas a pie de urna de la BBC y otras televisiones privadas, los laboristas han logrado una mayoría histórica de 170 escaños, mientras que los conservadores han sufrido su peor derrota en la historia.
Keir Starmer, líder laborista, votó junto a su esposa Victoria en Londres, marcando el inicio de una jornada electoral que ha puesto fin a más de una década de recortes, caos y el impacto del Brexit bajo el mando tory. Este resultado refleja un cambio significativo en el panorama político británico, similar al triunfo de Tony Blair en 1997. Las proyecciones indican que los laboristas aumentaron su representación de 202 escaños en 2019 a 410, mientras que los conservadores cayeron de 365 a 131.
Además del ascenso laborista, los liberaldemócratas también experimentaron un crecimiento significativo, pasando de 11 a 61 escaños. Por otro lado, la derecha liderada por Nigel Farage obtuvo 13 escaños, y el Partido Nacionalista Escocés sufrió una notable caída, de 48 a 10 escaños. Si los resultados finales confirman estas proyecciones, el Partido Laborista estaría logrando su mejor resultado desde 1997, mientras que los conservadores enfrentarían un colapso histórico.
El sondeo a pie de urna, realizado por Ipsos y dirigido por John Curtice de la Universidad de Strathclyde, involucró a más de 20,000 votantes en Inglaterra, Gales y Escocia. Esta encuesta, financiada por la BBC y otras televisiones privadas, ha demostrado ser precisa en las últimas cinco elecciones generales, con un margen de error promedio de solo cuatro escaños.
Starmer, de 61 años, es un abogado de derechos humanos y exfiscal que ingresará a Downing Street como el primer ministro laborista desde Gordon Brown, quien dejó el cargo en 2010 tras una derrota ante David Cameron. Durante los últimos 14 años, el Reino Unido ha experimentado austeridad, inestabilidad y un empobrecimiento económico, exacerbados por el Brexit y la pandemia.
El próximo desafío de Starmer será gobernar un país en recuperación lenta, afectado por el Brexit y con una economía estancada. Su agenda se centra en mejoras pragmáticas en la vida cotidiana, como reducir las listas de espera en la sanidad pública, aumentar la inversión en educación, construir viviendas y mejorar la infraestructura. Además, busca fortalecer las relaciones con la UE en áreas de seguridad energética y comercio, aunque no planea un retorno al mercado único europeo a corto plazo.
En Oxford, una ciudad con fuerte presencia laborista y verde, los votantes expresaron una mezcla de enfado con los tories y esperanza en el cambio que podría traer un gobierno laborista. Temas como la sanidad pública y el cambio climático fueron recurrentes en sus preocupaciones. Sarah Miller, trabajadora del servicio de salud, y Sheila, una profesora jubilada, destacaron la necesidad de una mejor gestión sanitaria y una acción climática más decidida.
En la circunscripción de Oxford Este, el ambiente era optimista pero cauteloso. Aneurin Ellis-Evans, profesor de Historia Antigua, expresó su esperanza en un cambio positivo, aunque reconoció los enormes desafíos que enfrenta el país. Katie, una profesora de yoga, y Zulfikar Khan, un jubilado, compartieron su optimismo sobre el futuro bajo un liderazgo laborista, enfocados en mejorar la economía y los servicios públicos.
El ánimo general entre los votantes refleja una fuerte demanda de cambio y una expectativa de que el nuevo gobierno laborista pueda abordar los problemas estructurales y económicos que han afectado al Reino Unido durante más de una década de gobierno conservador.
