En España, cerca de medio millón de migrantes se desempeñan en empleos, pero aún luchan por normalizar su estatus administrativo. Atrapados en un limbo legal, carecen de derechos y viven con el temor constante de ser detenidos, mientras se ven obligados a demostrar arraigo para obtener la documentación necesaria. Tras un arduo camino, muchos han logrado regularizarse y ahora desempeñan roles vitales en sectores donde su mano de obra es indispensable. La regularización de su situación podría inyectar entre 790 y 950 millones de euros anuales a las arcas públicas, según diversos estudios, lo que ayudaría a la economía española.
De la misma manera, mucha de esta población proviene de países de Latinoamérica y poseen estudios, por lo que su integración tanto a un nivel económico como cultural resultaría relativamente sencillo.
Cáritas apoya la regularización de su situación
Sin la documentación adecuada, sus proyectos de vida se ven obstaculizados, y su capacidad para contribuir a una sociedad que envejece, como la nuestra, se ve limitada. Esta sociedad, que depende en gran medida del flujo migratorio para prosperar, necesita reconocer el valor de quienes aún no han regularizado su situación. Desde Cáritas, subrayan que esto es tanto una cuestión de justicia social y convivencia como un salvavidas para el sistema público de pensiones, que requiere las contribuciones de estos trabajadores, actualmente invisibles en la economía sumergida.
Para aquellos que han llegado con la intención de aportar, el objetivo está claro. Luz Marina, originaria de Colombia y en España desde hace dos años y medio, comparte su anhelo en Telecinco: que la regularización se materialice para poder completar sus estudios de psicología. Personas como Heidi, Yasmín, Baba o Ricky han luchado incansablemente para conseguir un empleo estable, amistades y un sentido de arraigo. Ahora, sienten que tienen todo un futuro por delante para seguir construyendo.