Miguel Ángel Álvarez es uno de los 80 enfermeros que, pese a haber aprobado las oposiciones para trabajar en el Servicio de Salud de Baleares, han quedado excluidos del proceso por no contar con el certificado de catalán.
Esta exigencia fue impuesta por el anterior gobierno balear presidido por la socialista Francina Armengol. Álvarez, residente en Murcia, se muestra perplejo, al igual que sus compañeros, por esta situación, que consideran injusta en un contexto de grave déficit de personal sanitario en las Islas Baleares.
El enfermero detalla que cuando se publicó la convocatoria de la Oferta Pública de Empleo, el único requisito era contar con el título de Enfermería, y que el conocimiento de catalán solo se valoraba como un mérito adicional, pero no era obligatorio.
“Cogí un avión de Murcia a Mallorca para hacer el examen, me pagué todos los gastos, y la prueba me fue bastante bien”, comenta el joven enfermero para OKdiario. La sorpresa llegó en febrero de 2024 cuando, a través de una compañera, se enteró de que la plaza no les sería otorgada por no contar con el certificado de catalán. Al investigar, descubrieron que el Govern había modificado las bases de la convocatoria para exigir el catalán, sin haber informado previamente a los aspirantes.
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El cambio en las bases fue una respuesta del gobierno de Armengol ante las protestas de organizaciones catalanistas como la Obra Cultural Balear y el sindicato STEI, que reclamaban la obligatoriedad del catalán en el proceso. Ante la cercanía de las elecciones de 2023, Armengol decidió no enfrentarse a sus socios de izquierda ni a los independentistas, lo que llevó a la modificación de la convocatoria.
Sin embargo, esta actualización no fue comunicada a los opositores, quienes ya habían invertido tiempo y dinero en el proceso. Álvarez y otros afectados intentaron buscar soluciones a través de sindicatos y el Colegio de Enfermería, pero sin éxito. Según SATSE, el sindicato mayoritario de enfermería en Baleares, los aspirantes contaban con dos años para obtener el certificado de catalán, una información que luego se desmintió, pues esta moratoria solo aplicaba a quienes ya trabajaban en el servicio de salud balear.
Finalmente, los enfermeros deben completar el proceso de evaluación de méritos, aunque saben que serán excluidos por no tener el certificado de catalán. “Han jugado con nuestro dinero, con nuestro tiempo y nuestras ilusiones”, lamenta Álvarez, quien destaca que el idioma no debería ser prioritario en la atención sanitaria, sino la calidad del servicio.