El empresario Claudio Rivas, socio de Víctor de Aldama en la trama de los hidrocarburos que llegó a defraudar hasta 182 millones de euros, desempeñó un papel clave al asesorar a los involucrados en cómo pasar desapercibidos.
Según audios obtenidos por el medio The Objective, Rivas recomendaba a los implicados adoptar un estilo de vida más discreto para evitar levantar sospechas. Entre sus sugerencias, destacaba la idea de que todos se mudaran a un “pisito normalito” con el objetivo de no llamar la atención sobre sus ingresos y nivel de vida.
En estos audios publicados por The Objective, Rivas se puso como ejemplo de este tipo de vida discreta y animó a los demás a imitarlo, indicando que su nueva residencia cumplía con las características de un hogar modesto y sin ostentación. El “piso normalito” al que se refería Claudio Rivas, era un chalé ubicado en la exclusiva calle de la Traviata, situada en una zona acomodada del municipio madrileño de Majadahonda.
Según The Objective, a pesar de las indicaciones de Rivas, este inmueble no puede considerarse precisamente modesto ni discreto, dado que su precio de mercado y sus características lo sitúan claramente en el segmento alto de la propiedad inmobiliaria.
Claudio Rivas se gastó hasta dos millones de euros en safaris
Esta propiedad está valorada en más de un millón de euros, una cifra que no está relacionada con la compra de un “pisito normalito”. Según el portal Idealista, el precio mensual rondaba los 5.000 euros, lo que refleja aún más la disparidad entre las recomendaciones de Rivas y la realidad de su propio estilo de vida.
Estas propiedades tienen una superficie construida de unos 400 metros cuadrados, con parcelas que rondan los 5.000 metros cuadrados, lo que les otorga un alto nivel de privacidad y confort. Además, cada uno de los chalés cuenta con piscina, garaje y trastero, así como con unas cuatro habitaciones y cuatro cuartos de baño, lo que resalta aún más su nivel de lujo y sofisticación.
El alto ritmo de vida de Claudio Rivas es conocido también por la gran inversión que hacía en su afición a la caza. Un deporte que realizaba hasta en Sudáfrica, donde llegó a gastarse medio millón de euros, y cazó uno de los trofeos más prestigiosos, un elefante. El precio que habría pagado por cazar este animal ronda los 50.000 euros. Así, Rivas llegó a gastarse dos millones de euros en hacer safaris en Sudáfrica.