El recién nombrado gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, parece alinearse con la postura tradicional de la institución que ahora dirige, alejándose de las medidas más controvertidas de la Ley de Vivienda aprobada por el gobierno del que él mismo formó parte.
En una entrevista, Escrivá explicó que el Banco de España está investigando la declaración de zonas tensionadas y los topes de precios en los alquileres. Sin embargo, adelantó que no espera obtener «evidencia dura» a corto plazo, ya que se necesita un análisis profundo sobre la evolución de los precios y otras variables del mercado. Además, mencionó que en la institución hay «proyectos en marcha» y «grupos de trabajo internos» colaborando con otras administraciones.
Cuestionamientos sobre la eficacia de las medidas de la Ley de Vivienda
El gobernador fue claro al cuestionar la efectividad de estas medidas, defendidas por su excompañera en el Gobierno, Isabel Rodríguez, al asegurar que no existe «evidencia empírica» que demuestre que los topes de precios y las zonas tensionadas abaraten los alquileres. Estas declaraciones contrastan con la postura del Ejecutivo, que recientemente afirmó que premiaría con más fondos a las comunidades autónomas que apliquen estas medidas. El PP celebró el posicionamiento de Escrivá, destacando su independencia desde que dejó el Gobierno. El portavoz del PP, Elías Bendodo, calificó sus declaraciones como «sentido común».
La línea crítica del Banco de España con la Ley de Vivienda
Si se mantiene la postura del Banco de España, se espera que se muestre crítico con la Ley de Vivienda. El último informe anual de su predecesor, Pablo Hernández de Cos, advertía de los «efectos adversos» de los controles de precios en el acceso a la vivienda. Entre los riesgos señalados se encuentran la reducción de la oferta de alquiler en las zonas reguladas, el desvío de propiedades a otros usos, como el alquiler turístico, y el deterioro de la calidad de las viviendas debido a la falta de mantenimiento. También alertaba de posibles efectos regresivos, que afectarían en mayor medida a los hogares con menos recursos.
Escrivá pone el foco en el déficit de viviendas
Para el antiguo político, el verdadero problema radica en la falta de oferta de viviendas. El Banco de España calcula que entre 2022 y 2023 hubo un déficit de 375.000 viviendas en comparación con la creación neta de hogares, y que en los próximos dos años ese déficit podría aumentar en 225.000 unidades más. Además, destacó que, aunque cuando era ministro no abordó a fondo el problema de la vivienda, ahora será una de sus principales preocupaciones al frente del Banco de España.