Imagen: parque eólico en Galicia
Galicia enfrenta un duro revés en el desarrollo de la energía eólica. Más de 60 proyectos de parques eólicos están paralizados, según datos de la Xunta de Galicia, debido a decisiones judiciales controvertidas. La Sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ha suspendido la construcción de 62 parques al considerar que podrían ocasionar daños irreparables a valores ambientales sensibles. Esta postura contrasta con la de otros tribunales españoles y ha generado incertidumbre en un sector estratégico para la transición energética.
Oposición vecinal y ecologista: el otro frente del conflicto
La resistencia social es otro de los factores que frenan la expansión eólica en Galicia. Belén Rodríguez, portavoz de Adega, explica que la dispersión de la población gallega genera rechazo a cualquier proyecto cercano a los núcleos habitados. “Galicia sigue tratándose como un territorio de sacrificio para abastecer a otros, sin que haya un retorno económico adecuado para la comunidad”, asegura. La Coordinadora Eólica Así Non, que agrupa a 200 plataformas vecinales y ecologistas, ha denunciado 30 proyectos y organizado protestas en todo el territorio.
El cine también ha influido en la percepción de la energía eólica en la región. “Películas como As Bestas han vinculado la oposición social a una narrativa romántica, aunque la realidad del caso en el que se inspira no tenga relación con parques eólicos”, apunta Fernando Ferrando, presidente de la Fundación Renovables. Según Ferrando, la combinación de oposición social y judicial ha puesto en jaque el desarrollo de las renovables en Galicia.
Nueva normativa de la Xunta: ¿impulso o traba para el sector?
En medio del conflicto, el Gobierno gallego ha aprobado una ley que ha generado críticas en el sector. La normativa obliga a los promotores a vender el 50% de la energía generada en Galicia y a repotenciar los parques con más de 25 años. Aunque la repotenciación permitiría sustituir antiguos aerogeneradores por modelos más potentes, reduciendo su número y aumentando la eficiencia, esta medida ha sido calificada como intervencionista por la patronal.
“Es un golpe a la libre competencia. En lugar de obligar, se debería incentivar la repotenciación con un marco estable y ayudas económicas”. Desde 2020, la Xunta ha evaluado 172 declaraciones de impacto ambiental y rechazado 63, lo que refleja su postura crítica hacia ciertos proyectos.
Preservar el entorno natural sin frenar el avance energético
Para los ecologistas, el problema radica en el diseño y la ejecución de los proyectos. Cristóbal López, de Ecologistas en Acción, destaca ejemplos de mala praxis, como parques instalados sobre humedales o áreas de valor arqueológico. “El desarrollo de las renovables debe hacerse de manera cuidadosa, respetando el entorno natural y beneficiando a las comunidades locales”, subraya.
La energía eólica es clave para la descarbonización, pero su desarrollo en Galicia está atrapado entre la oposición social, las barreras judiciales y una regulación que genera incertidumbre. Mientras tanto, el sector energético y las administraciones deberán buscar un equilibrio entre la protección ambiental y la transición hacia un modelo más sostenible.