El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se ha pronunciado sobre los recientes acontecimientos en el PSOE, incluyendo la dimisión de Juan Lobato al frente del PSOE de Madrid, las consecuencias del Congreso Federal de Sevilla y el rumbo del partido bajo el liderazgo de Pedro Sánchez. Con un estilo directo y sin esquivar preguntas, el líder socialista dejó claro su compromiso con una política orientada a las necesidades de los ciudadanos y no a los «aparatos» del partido.
Sobre la salida de Lobato, Gárcia-Page admitió desconocer los detalles exactos de las últimas 24 horas que llevaron a su dimisión. Sin embargo, insinuó que más que las presiones de la dirección, fue la falta de apoyo desde la base lo que pudo influir en su decisión. «Creo que le debió de condicionar más la opinión de la base que de la dirección», afirmó. En relación al controvertido uso de notarios como estrategia para avalar compromisos, el presidente manchego minimizó su impacto, calificándolo como «un movimiento que cambia muy poco las cosas» y que podría resultar confuso para la militancia.
Filtraciones de datos y liderazgo en el PSOE de Madrid
Cuando se le preguntó sobre la llegada de un ministro cercano a Sánchez al frente del PSOE madrileño, Gárcia-Page subrayó la gravedad de las posibles filtraciones de información confidencial. «Es muy grave que se pueda revelar información confidencial, sobre todo en el ámbito judicial o fiscal», dijo, aunque pidió esperar el fallo de la justicia antes de emitir un juicio definitivo.
García-Page también analizó el sistema de primarias en el PSOE, introducido en un contexto marcado por «una ola brutal de populismo». Aunque defiende la participación de la militancia, llamó a un mayor debate orgánico. «La militancia debe tener voz, pero también debe haber debate orgánico y debe escucharse a quienes ocupan responsabilidades», apuntó.
En cuanto al Congreso Federal de Sevilla, destacó algunos debates relevantes, como el coto al pacto del PSC con ERC, aunque admitió la preocupación generalizada por el impacto de la política nacional en los próximos resultados municipales y autonómicos. «Muchos alcaldes y dirigentes autonómicos tienen claro que la política nacional les perjudica», aseguró.
Fiel a sus principios, García-Page defendió la centralidad ideológica del PSOE inaugurada con Felipe González. «El PSOE no puede ser ni el PSOE de Pedro, ni el PSOE de Rubalcaba ni el PSOE de Felipe. El partido pertenece al conjunto de los ciudadanos porque es un medio para conseguir un fin», recalcó. Enfatizó que el deber primordial de los partidos es ofrecer soluciones a los problemas de la ciudadanía.